LUCAS 3,
1-6
El año
quince del gobierno de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea,
Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide
y Lisanio tetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y
Caifás, un mensaje divino le llegó a Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto.
Recorrió entonces toda la comarca
lindante con el Jordán, proclamando un bautismo en señal de enmienda, para el
perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta
Isaías:
Una voz clama
desde el desierto:
"Preparad
el camino del Señor, enderezad sus senderos: que todo valle se rellene,
que todo monte y colina se abaje, que lo torcido se enderece, lo escabroso se
allane, y vea todo mortal la salvación de Dios" (Is 40,3-5).
Hoy el evangelio nos lleva a Juan Bautista, el profeta
que anunció que Jesús está a punto de venir. ¿Qué nos pide? Que pidamos perdón.
Estamos metidos de lleno en nuestras preocupaciones, en nuestros anhelos,
en nuestras obligaciones. Nos olvidamos, muy a menudo, de que Dios ha venido a
estar con nosotros. Por eso Juan nos invita a estar preparados, a recibir al
Señor, a pedir perdón.
Hoy llega Jesús a nuestra vida. Mejor, ya está en ella. Y
nosotros seguimos a lo nuestro, a aquello que creemos que nos viene bien: el
trabajo, la familia, la diversión, la oración, los Equipos. ¿Qué lugar ocupa en
todo eso el Señor? ¿Qué lugar ocupan en todo eso los demás? Aquí está la clave. Hoy el mundo sigue dando
tumbos: muertes por aquí y por allá sin sentido, hambre en muchos lugares del
mundo, corrupción a doquier. Y en ello alguna responsabilidad puede recaer en
nosotros. Es el tiempo de meditar si nuestra vida trascurre por los mismos
caminos que recorrió Jesús. Preguntémonos por ello. Y corrijamos el rumbo. Como
hizo Juan Bautista. Porque hoy el evangelio
non invita al perdón.
En el siguiente video vamos a escuchar un padre nuestro
especial, es un padre nuestro de niños en una zona de guerra, recemos al Dios
del perdón para que aprendamos a perdonar y echar los dos manos para hacer un
mundo de hermanos. Como hizo Juan Bautista.
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