El sacramento de la
Reconciliación o Confesión, es un sacramento que nos permite descubrir, a
través de nuestros errores, la fuente de la Gracia.
…/…
La re-conciliación debe ser
con nosotros mismos: encontrar la cifra que no permitía tener las cuentas
claras.
Cuando cometemos un error,
debemos reconciliar los elementos que nos llevaron a ese error. A veces son muy
simples –distracción, olvido, cansancio, no estar en el momento presente, no
poner atención–. A veces son más complejos –un dolor profundo que no sabemos por
qué o por dónde viene–.
…/…
Él nos abraza, abraza nuestro
dolor, sin interrogatorios, sin castigos, sin recriminaciones. Nos abraza y
hace suyo nuestro dolor.
…/…
El sacramento de la
Reconciliación debe ser un proceso personal de introspección valiente. La
meditación cristiana es de gran ayuda para emprender este camino de
interioridad al centro de nuestra alma, donde Dios es, donde se da la fuente de
la Gracia; donde ocurre el entendimiento y el discernimiento para luego, como
consecuencia, entrar al proceso del perdón.
¿Qué es exactamente el perdón?
El perdón es un regalo de
Dios; es el premio de haber logrado una reconciliación, como el reconocimiento
del origen del dolor y del error. Tocar ese punto doloroso a la luz de Jesús,
nos libera, nos da paz, nos reconstituye.
¿Cómo entender la penitencia?
Creo que habría que substituir
esta palabra por la palabra “Alabanza”. Cuando ha ocurrido una reconciliación
luminosa, con un perdón interior –de mí mismo y de Dios–, tenemos que festejar,
tenemos que alabar a Dios –surge de forma natural–. Mi alegría es el resultado
de saberme y sentirme libre. En alegría canto al Señor, lo abrazo, me siento
a-graciada y agradecida y me percato de todos los regalos que me hace para que
yo lleve a cabo su plan divino.
El término kerygma proviene del griego κήρυγμα
('anuncio', 'proclamación') y significa proclamar como un emisario. Se trata de
un género literario bíblico que actualmente podría estar representado como el
anuncio de una buena noticia.
En los ejercicios espirituales que hicimos
este año el sacerdote nos decía que en realidad cuando se nos habla de kerigma
se nos está dando la buena noticia de que Cristo ha dado la vida por nosotros, nos ha
perdonado y nos ama.
Entonces recordamos que en el pórtico
central de nuestra catedral aparece muy bien representado. En la parte de abajo
está el juicio final, que recibe la luz del sol sólo en el ocaso, en el momento
de la muerte, como en nuestras vidas, cuando recibamos los últimos rayos del
sol; pero encima aparece Cristo levantando las manos y diciéndonos: No tengas
miedo, mira, yo he muerto por ti, te amo y te he perdonado. Un bonito sitio
para explicar a nuestros jóvenes el kerigma que si sólo lo hacemos con palabras
les resulta árido.
He vuelto al templo, en
realidad lo he hecho a menudo a lo largo de los últimos años. Voy de
acompañante, primero de un padre, ahora de una madre en edad de agradecer
filial compañía. Acompaño pero también canto a pleno pulmón, me arrodillo, doy
la mano en señal de paz y me arranco sin dudar a comulgar cuando suena aquello
de "Tú has venido a la orilla..." Lo paso peor con una "señal de
la cruz que nos libra de nuestros enemigos..." y cuyos gestos
lamentablemente ya he olvidado.
También he orado, con no menos
fe, en los templos budistas, hinduistas, en sinagogas, en mezquitas..., sobre
todo en templos universales de los diferentes continentes. En los templos de
unos y otros países viví similar devoción, en todos observé gentes rendidas al
mismo Dios "que los hombres distintos llamamos con distintos nombres, pero
que es el Uno, el Único y el Mismo..." (Lanza de Vasto) De vuelta a mi ciudad
natal, he visto a tantas personas de edad y buena voluntad remontar con
sus bastones las escaleras de la parroquia del barrio, que me he visto inundado
de un hondo y reconvertido aprecio por su íntima esfera religiosa. Deseo en
este sentido expresar mi disenso ante la solicitud de "Podemos" de
retirar la misa de la programación de TVE.
Sí, es cierto, el Estado y sus
medios de comunicación han de hacer gala de aconfesionalidad, pero ello no
contradice el hecho de mantener una escasa hora semanal de misa, mientras otros
credos tengan asegurada su ventana a los televidentes, como ahora es el caso.
En este sentido también esperamos que el ente público no tarde en abrirse a
otras tradiciones espirituales que aún no tienen cabida en la parrilla.
Es preciso respetar la
laicidad en la educación, en el ejército, en los actos oficiales... El Estado
ha de mantenerse neutro ante una creciente pluralidad confesional, pero el
Estado ha de servir también a los ciudadanos a través de sus medios de
comunicación. La cesión en la tele pública de espacios a los diferentes credos
en razón de su arraigo es un servicio nada desdeñable. Por lo demás, si la misa
retransmitida reconforta a muchas personas de edad, ¿por qué precipitar su
apagón? Tantos programas deberían desaparecer de la programación antes que ese
oficio religioso. Sobran primero las series en las que se dispara y
sangra, las tertulias en las que se falta y ofende, las corridas en las
que se tortura y mata gratuitamente...
Ha de prevalecer una cierta
amabilidad intergeneracional. Hemos de honrar a nuestros mayores, hemos de
preservar sus referentes culturales y espirituales aunque no coincidan
plenamente con los nuestros. Hemos de ser considerados con lo que tiene
importancia y relieve para las generaciones que nos precedieron. Barrer la misa
es olvidarnos en alguna medida de ellas. Hemos de unir a los pueblos, a las
clases, a las razas y tradiciones..., pero hemos de empezar más cerca y tratar
de enlazar también a las generaciones.
Por más que puedan aburrir sus
fórmulas repetidas hasta la saciedad, por más que nos sorprenda que la mujer no
ocupe aún su debido lugar en la presidencia del altar..., la misa es momento
sagrado. En realidad todo lo que adquiere vital importancia para el otro es
algo sagrado. Somos privilegiados, pues participamos de un mundo rico y diverso
en el que se reúnen muy diferentes momentos y territorios sagrados. La consigna
de manual de la emergente formación política puede ser poco considerada con el
universo vital de quienes nos dieron vida. La necesidad de superar los
antagonismos civiles, nos invita también a ser respetuosos con los mayores y su
misa de las once ya en vivo, ya a través de la pantalla.
Nadie nos obliga a sentarnos
el domingo por la mañana al televisor, pero pienso en nuestros ancianos, muchos
de ellos enfermos o impedidos, que en ese programa encontrarán consuelo y
confort del alma. Nunca arrasar, nunca llevarse lo que es significativo para un
importante colectivo, más al contrario intentar hacer nuestro algo de su universo.
Para muchos de nuestros padres un domingo sin misa no es un verdadero domingo.
Honrar a nuestros mayores no significa que tengamos que arreglarnos corriendo y
salir al toque de sus campanas, que debamos arrodillarnos ante sus mismos
iconos, que debamos necesariamente oír el sermón de sus sacerdotes...,
pero sí intentar facilitar la expresión de su fe, su legado, sus tradiciones.
Ninguna generación que
nos precede ha debido de hacer tamaño esfuerzo para
adecuarse a los nuevos tiempos como la de nuestros progenitores. Privarles de
sus imprescindibles referentes, de sus anclajes, es un
flaco reconocimiento a ellos y a cuanto nos dieron. No hay nada más
revolucionario que el sincero agradecimiento y en ello
debiera también reparar la formación morada.
A sus 88 años, Gustavo
Gutiérrez, el padre de la Teología de la Liberación es un abuelito entrañable,
que, a pesar de su fama, no se da importancia, y al que todo el mundo venera.
Pequeñito, con su bastón siempre en la mano, sigue marcando la pauta de la
corriente teológica que fundó y por la que fue perseguido durante 20 años.
Ahora, le llegan los reconocimientos del propio Papa Francisco y de toda la
comunidad teológica mundial. Uno de los últimos 'gurús' vivos apuesta por
Francisco, "un kairós, un gran don", tras participar en el I
Encuentro Iberoamericano de Teología, celebrado en el Boston College.
¿Cómo llegó a la Teología?
Fui vocación tardía. Entré en
el seminario cuando ya había cumplido los 24 años y después de haber estudiado
Medicina. Una vez que decidí ser cura, estudié Filosofía y Psicología en
Lovaina y Teología en Lyon, además de algún curso en la Gregoriana de Roma, con
el padre Alfaro. Me ordené en 1959 y comencé a enseñar y a trabajar en una
parroquia.
¿Entró a dar clases en la
Facultad de Teología?
No. Nunca estuve en la
Facultad de Teología. No querían saber nada de mí en ella. Daba clases en la
Universidad católica, pero no en la Facultad de Teología. De hecho, mi primer
nombramiento para enseñar en una Facultad de Teología data de hace solo 12 años
en USA. A la vejez, viruelas. Desde hace años, paso tres meses en la
Universidad estadounidense de Notre Dame.
¿Qué recuerda de su trabajo
pastoral en la parroquia?
Sigo trabajando en la
parroquia. Nunca la dejé. De hecho, conocí ya a dos generaciones de feligreses.
Adoro el trabajo parroquial y, al mismo tiempo, me apasiona la Teología. Por
eso, a veces, tuve dificultades para compaginar ambas cosas en mi vida. Me
gusta enseñar, pero no a tiempo completo. Soy cura párroco.
¿Esperaba la repercusión de su
libro sobre la Teología de la Liberación?
Nunca pensé que iba a hacer
tanta bulla la publicación de ese libro.
Y pronto empezaron sus
'problemas' con Roma
Estuve durante muchos años en
diálogo con Doctrina de la Fe. 20 años de diálogo. Siempre fui una nulidad en
Derecho canónico, pero aprendí a diferenciar el diálogo del proceso. A mí me
obligaron al diálogo, pero nunca me incoaron un proceso. Por eso, cuando los
periodistas me preguntan si el Papa me va a rehabilitar, siempre contestó que
no puede rehabilitarme, porque nunca fui deshabilitado. Eso sí, hubo una
fregadera de cartas y de idas y venidas.
Y, sin embargo, siempre se
dice que fue usted condenado por Roma
Los medios de comunicación
tienen una fuerza enorme y esos clichés, divulgados erróneamente, tienden a
permanecer y cristalizar en la gente. Hace un par de meses, una señora, tras asistir
a la misa que había celebrado, se acercó y me dijo: 'Pensé que tenía prohibido
celebrar'
¿Qué piensa del papa
Francisco?
Es un momento de 'kairós' que
nadie esperaba. Un gran don. Va a lo central del mensaje cristiano, a la
frescura del Evangelio. Además, es muy valiente. Aunque hay quienes le piden
más, pero esos tales están locos. Francisco es una bendición, tiene clarísima
la solidaridad con el pobre, la gente le entiende y, encima, tiene sentido del
humor y hace bromas, además de su impresionante capacidad para crear metáforas.
Estoy dispuesto a apoyar al Papa a fondo, en la medida de mis posibilidades.
¿Cómo aprovechar este
'kairós'?
La reforma de la Iglesia exige
el cambio de la Curia, que detesta el Papa Francisco.
¿Hay resistencias contra
Francisco?
Sólo conocemos el 10% de las
resistencias. El otro 90% está oculto, pero él lo sabe y tiene una fibra muy
fuerte. El Papa necesita mucho apoyo, porque tiene problemas. Hasta hay
cardenales que critican públicamente al Papa, algo nunca visto en nuestra época
y prueba evidente de las resistencias a las que tiene que hacer frente.
¿Qué pueden hacer los que lo
apoyan?
Sostenerlo y hacerlo presente
en la Iglesia. Porque este excelente momento y este don que significa el Papa
nos exige una tarea. Hay que tener una visión de Iglesia grande. Hay que
preparar la continuidad. Y mantenerse firmes. Falta una bienaventuranza, la de
'bienaventurados los tercos, porque de ellos es el Reino de los cielos'
¿Se vio personalmente con
Francisco?
Sí, pero no quisimos darle
publicidad a ese encuentro
¿En qué está trabajando?
Tengo un libro terminado, pero
sin releer.
¿El título?
Eso no se dice, da mala
suerte.
¿Sobre qué tema?
El del pobre y la situación
teológica. El libro y el título girará en torno a esta frase: 'Cerca del pobre,
cerca de Dios'. Tenemos que zanjar la cuestión de la pobreza. La pobreza es
muerte temprana e injusta. La pobreza es destructora de personas y de familias.
La pobreza nunca es buena, nunca. Como dice Hannah Arendt, 'el pobre es aquel
que no tiene derecho a tener derechos'. Por eso, el compromiso con el pobre no
puede evitar las denuncias de las causas de la pobreza.
¿La gente se ha aburguesado?
La gente se cansa. Un
cansancio que se da mucho en política. Pero también hay que tener muy en cuenta
la experiencia del martirio. Hay gente que ha dado su vida. Por ejemplo,
Enrique Pereira Neto, al que mataron a los 28 años, por defender a los pobres.
Habría que abrir en la Iglesia una nueva línea de santidad: los santos de las
causas sociales. El primero, monseñor Romero.
¿Qué lugar ocupa la
espiritualidad en el quehacer teológico de la TL?
Es fundamental, entendida como
un estilo de vida y una manera de ser. Como decía Chenu, 'es la espiritualidad
la que está detrás de la teología'. Espiritualidad como comportamiento y como
práctica. El mensaje cristiano es como carne congelada: Está ahí, pero no se
puede comer. Hay que descongelarla, es decir, ponerla en la realidad. Como dice
Simone Weil, 'si quieres saber si una persona cree en Dios, no te fijes en lo
que dice de Él, sino en lo que dice del mundo'. O como señala Nicolás
Berdiaeff, 'si tengo hambre, es un problema material. Si otra persona tiene
hambre, es un problema espiritual para mí'.
Es llamativa su amistad con el
actual prefecto de Doctrina de la Fe, Gerhard Müller
Tras entrar en contacto
conmigo, Müller fue durante 15 años seguidos a dar clases a los seminaristas
del seminario de Cuzco. Nunca vi a un teólogo europeo hacer algo parecido. El
propio Müller dice que allí se convirtió.
La contraportada del libro
dice: Este libro surgió como una necesidad.Vivimos
la muerte de Vicente tan intensamente, que brotó, en nosotros, la conveniencia,
primero de escribirlo y después de publicarlo. Ha sido una necesidad familiar.
Todos, guiados sin saber cómo, fuimos poniendo palabras a los sentimientos y a
la espiritualidad que nos envolvieron durante el mes que duró la enfermedad de
Vicente. No queríamos que aquellas vivencias desparecieron de nuestra
consciencia. No queremos guardárnoslas para nosotros.
Ahora, ya en libro, se ha
convertido en una satisfacción familiar porque, de alguna,
hemos aprendido y admitido que la muerte no es el resultado trágico de la vida.
La muerte es solo un instante que, aceptado conscientemente, abre las puertas
del cielo, ese estado desconocido, pero, en esos momentos, anhelado. Así lo
sentimos y así lo vivió Vicente. Y no lo queremos ocultar. Por esto, se nos ha
empujado a divulgarlo.
No busques, en su lectura,
grandes momentos ni hazañas maravillosas. Solo vas a encontrar la dificultad de
la aceptación inicial y la certeza de que, llegado el momento, se
aprende a darle la mano a quien te está llamando para pasar, sencillamente, a
otro estado. Todo ello ilustrado como un cuadro en el que hay, unas veces
rasgos grandes y otras, líneas de gran figura. Dos elementos que aparecen en la
vida de cualquier persona entendida como es un paseo en busca de la felicidad.
Este libro es también un
homenaje a Vicente. Un hombre sencillo. Como la gran mayoría. Pero
que descubrió, en esa sencillez, la razón fundamental de vivir. El Viernes día 31 a las 19 horas estás invitado a la presentación en la Bibliteca Pública de León, en la calle Santa Nonia.
1 Al pasar
vio Jesús un hombre ciego de nacimiento. 2 Le
preguntaron sus discípulos:
- Maestro, ¿quién había pecado,
él o sus padres, para que naciera ciego?
3 Contestó
Jesús:
- Ni había pecado él ni tampoco
sus padres, pero así se manifestarán en él las obras de Dios. 4 Mientras
es de día, nosotros tenemos que trabajar realizando las obras del que me envió.
Se acerca la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras
esté en el mundo, soy luz del mundo.
6 Dicho
esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, le untó su barro en los ojos 7 y
le dijo:
- Ve a lavarte a la piscina de
Siloé (que significa «Enviado»).
Fue, se lavó y volvió con vista. 8 Los
vecinos y los que antes solían verlo, porque era mendigo, preguntaban:
- ¿No es éste el que estaba
sentado y mendigaba?
9 Unos
decían:
- El mismo.
Otros, en cambio:
- No, pero se le parece.
Él afirmaba:
- Soy yo.
10 Le
preguntaron entonces:
- ¿Cómo se te han abierto los
ojos?
11 Contestó
él:
- Ese hombre que se llama Jesús
hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo: «Ve a Siloé y lávate». Fui,
entonces, y al lavarme empecé a ver.
12Le
preguntaron:
- ¿Dónde está él?
Respondió:
- No sé.
13 Llevaron
a los fariseos al que había sido ciego. 14 El día
en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos era día de precepto. 15 Los
fariseos, a su vez, le preguntaron también cómo había llegado a ver. Él les
respondió:
- Me puso barro en los ojos, me
lavé y veo.
16 Algunos
de los fariseos comentaban:
- Ese hombre no viene de parte de
Dios, porque no guarda el precepto.
Otros, en cambio, decían:
- ¿Cómo puede un hombre, siendo
pecador, realizar semejantes señales? Y estaban divididos.
17 Le
preguntaron otra vez al ciego:
- A ti te ha abierto los ojos,
¿qué piensas tú de él?
Él respondió:
- Es un profeta.
18 Los
dirigentes judíos no creyeron que aquél había sido ciego y había llegado a ver
hasta que no llamaron a los padres del que había conseguido la vista 19 y
les preguntaron:
- ¿Es éste vuestro hijo, el que
vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
20 Respondieron
sus padres.
- Sabemos que éste es nuestro
hijo y que nació ciego. 21 Ahora bien, cómo es que
ve ahora, no lo sabemos, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo
sabemos. Preguntádselo a él, ya es mayor de edad; él dará razón de sí mismo.
22 Sus
padres respondieron así por miedo a los dirigentes judíos, porque los dirigentes
tenían ya convenido que fuera excluido de la sinagoga quien lo reconociese por
Mesías. 23Por eso dijeron sus padres: «Ya es mayor de
edad, preguntadle a él».
24 Llamaron
entonces por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron:
- Reconócelo tú ante Dios. A
nosotros nos consta que ese hombre es un pecador.
25 Replicó
entonces él:
- Si es pecador o no, no lo sé;
una cosa sé, que yo era ciego y ahora veo.
26 Insistieron:
- ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió
los ojos?
27Les
replicó:
- Ya os lo he dicho y no me
habéis hecho caso. ¿Para qué queréis oírlo otra vez? ¿Es que queréis haceros
discípulos suyos también vosotros?
28 Ellos
lo llenaron de improperios y le dijeron:
- Discípulo de ése lo serás tú,
nosotros somos discípulos de Moisés. 29 A nosotros
nos consta que a Moisés le habló Dios; ése, en cambio, no sabemos de dónde
procede.
30 Les
replicó el hombre:
- Pues eso es lo raro, que
vosotros no sepáis de dónde procede cuando me ha abierto los ojos. 31 Sabemos
que Dios no escucha a los pecadores, sino que al que lo respeta y realiza su
designio a ése lo escucha. 32 Jamás se ha oído
decir que nadie haya abierto los ojos a uno que nació ciego; 33 si
éste no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada.
34 Le
replicaron:
- Empecatado naciste tú de arriba
abajo, ¡y vas tú a darnos lecciones a nosotros!
Y lo echaron fuera.
35 Se
enteró Jesús de que lo habían echado fuera, fue a buscarlo y le dijo:
- ¿Das tu adhesión al Hijo del
hombre?
36 Contestó
él:
- Y ¿quién es, Señor, para
dársela?
37 Le
contestó Jesús:
- Ya lo has visto; el que habla
contigo, ése es.
38 Él
declaró:
- Te doy mi adhesión, Señor. Y se
postró ante él.
39 Añadió
Jesús:
- Yo he venido a abrir un proceso
contra el orden este; así, los que no ven, verán, y los que ven, quedarán
ciegos.
40 Se
enteraron de esto aquellos fariseos que habían estado con él, y le preguntaron:
- ¿Es que también nosotros somos
ciegos?
41 Les
contestó Jesús:
- Si fuerais ciegos, no tendríais
pecado; pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.
Las personas están por encima
del precepto. En este relato se aprecia como los fariseos ponen a la ley por
encima de la persona y se quejan de la curación del ciego. ¡Increíble! No se
alegran de su curación. Al contrario, le interrogan y le presionan para acusarle
a él -por ser ciego y por ser curado- y a Jesús -por curarle en sábado y nombre
de Dios-. ¡Qué barbaridad! Hasta que no aprendamos que Dios ama a las personas
por encima de las normas, no hemos entendido a Dios. Las normas están al servicio de las personas y
sirven para acercarse a la verdad. Pero, cuando alguien no se alegra por el
bien de otro y utiliza la norma para justificar su actitud, es que no interpreta
bien la ley porque no ama y no hay un precepto más válido que el amor.
Viene este evangelio muy a propósito
de las cuestiones sociales que estamos viviendo en relación con personas que no
cumplen los estereotipos oficiales de la Iglesia. Cualquier actitud de querer
imponer la doctrina por encima de la persona no es acorde con Jesús, quien vino
a curarnos, a amarnos y no a establecer normas que pesan sobre las conciencias y
las hunden.
Dios está con las personas, sabe
de sus cualidades y debilidades y es un padre bueno que abraza. Esto es lo
esencial. En el siguiente video se nos invita a abrir los ojos y tomar en cuenta a los demás. Eso es amar. Feliz domingo.
Abrir los ojos
¡¡hay tanta bondad!!
¡¡buenas noticias!!
Que os parece si salimos a la
calle y a cada peatón que encontremos le obsequiamos con una buena noticia.
Estamos en tiempos de crisis, recortes, desconfianzas, mentiras, engaños.
Vamos a entregar a la gente
buenas noticias, como:
"A pesar de todo, tú
puedes ser feliz".
"Podrás estar parado,
pero no estés desesperado"
"Nadie puede recortar tus
ansias de amar"
"Sé solidario en lo que
esté de tu mano"
"Deséale los buenos días
a tu vecino"
"Yo también puedo decir
GRACIAS"
"Cuando todas las
emociones hayan muerto, quedaré mi amor por.."
"Hoy puedo hacer
agradable este día a un par de personas"
"Nada me cuesta
sonreir"
"Te deseo que estés
bien"
"Acabará escampando" "¿Y si pruebas a conocer los Equipos?"
Una popular historia del cercano oriente cuenta que un
joven llegó al borde de un oasis contiguo a un pueblo y acercándose a un
anciano preguntó:
"¿Qué clase de personas viven en este lugar?".
- El anciano preguntó a su vez:
"¿Qué clase de personas viven en el lugar de dónde vienes?".
"Oh, un grupo de egoístas y malvados", -replicó
el joven. "Estoy encantado de haberme alejado de allí", A lo
cual el anciano contestó: "Lo mismo habrás de encontrar aquí".
Ese mismo día, otro joven se acercó a beber agua al oasis y viendo al anciano
preguntó:
"Qué clase de personas viven en este lugar?".
El respondió con la misma pregunta:
"¿Qué clase de personas viven en el lugar de dónde vienes?".
"Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me
duele mucho haberlas dejado" -dijo el joven-
"Lo mismo encontrarás aquí", replicó el anciano.
Un hombre que había oído ambas conversaciones preguntó al anciano:
"¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma
pregunta?".
A lo cual respondió:
"Cada uno lleva en su corazón el medio ambiente donde vive.
Aquel que no encontró nada bueno en los lugares donde estuvo,
no podrá encontrar otra cosa aquí. Quien encontró amigos allá, podrá
encontrar amigos aquí, porque, a decir verdad, lo que ellos han "visto"
en
los lugares donde han estado, no es más que el reflejo de ellos mismos".
El primer requisito que todo ser humano
necesita satisfacer para encontrar una vida digna de vivirse, es el tener una
visión abierta al mundo y despojada de prejuicios.
"La gente parece no ver, que sus opiniones
sobre el mundo son también una confesión de su carácter". Emerson.
Una de las mejores maneras de autoeducarse es observar
nuestra interacción con los demás, puesto que estas relaciones son en esencia
el reflejo de nuestra relación con nosotros mismos.
Cuando no escuchamos o no vivimos según lo que dicta
nuestra conciencia, tendemos a culpar y acusar a los demás, en un intento por
justificar nuestra disonancia interior.
Si no contamos con un sentido de misión y los principios con los cuales
medirnos, nos guiamos solo por la opinión de otras personas en vez de utilizar
nuestro potencial.
Nos conducimos por un pensamiento comparativo e imponemos
nuestros motivos a las acciones de los demás. Pensamos acerca de las virtudes y
debilidades de los demás en función de cómo nos afectan. Capacitamos a sus
debilidades para que nos controlen.
Recuerda ...
"No vemos al mundo como realmente es, lo vemos como somos nosotros o hemos
sido condicionados a ver "
Muchas veces tememos a las tentaciones
porque con facilidad nos hacen caer y nos llevan a diversas crisis que nos
duelen. Pero no es ese el camino.
Lo que hay que hacer es pedir a Dios que
nos de la mano, o mejor, coger nosotros la mano de Dios, porque él siempre la
tiene tendida y desde ahí hacer frente a las tentaciones. Y, si caemos,
pensemos que las crisis son buenas porque nos hacen crecer y madurar. Sin
tentación no hay progreso espiritual.
Sucede lo mismo que cuando un niño no
pasa por la crisis de la adolescencia, se quedará eternamente como una persona
inmadura. Cristo también tuvo sus tentaciones en el desierto, pero salió airoso
de ellas.
Quizá la cuaresma sea el tiempo de
enfrentar ese combate y aceptar nuestra pequeñez. Un abrazo
El contenido de esta palabra
languidece en nuestra cultura. No es un valor que se vive, sino un deseo que no
acaba de concretarse en su derivada natural: la alegría. Como afirma Chesterton
en El hombre eterno, "La desesperanza no reside en el
cansancio ante el sufrimiento, sino en el hastío de la alegría. Y cuando lo
bueno de una sociedad deja de funcionar roída por dentro, la sociedad empieza a
declinar roída hacia la decadencia o declive de la cultura, las instituciones
civiles, las relaciones sociales, los valores, la Iglesia y otras
características principales de una civilización, por muy floreciente que haya
sido".
Chesterton resulta original al
invertir la idea preconcebida de que nadie se hastía de la alegría. Escribe con
agallas que “el pesimismo llega cuando nos cansamos del bien” y permitimos
secar las fuentes de la verdadera alegría. Que tanto la alegría como su
antecedente, la esperanza, hay que trabajarlas; no existe atajo posible, porque
no vienen solas. Tampoco el dinero sirve para comprarlas. Pretenderlas a través
de los sentidos solo sirve para engañarnos con alegrías superficiales. Es otra
la fuente la que permite activarlas para que broten dentro de cada persona ¿De
dónde nace la esperanza? No nace, desde luego, aguardando a que el problema se
solucione, a que la crisis pase o la situación cambie. Esta actitud solo
produce añoranza y pasividad. La esperanza está más cerca de una respuesta
activa de rebeldía positiva frente a la incertidumbre que nos desequilibra.
Está emparentada con la incansable construcción del mañana desde el ahora y el
presente. En la desesperación, en cambio, nos cegamos perdiendo el control y
convirtiéndonos en el origen de muchas situaciones y conflictos que traerán
graves consecuencias. Con la esperanza, en cambio, actuamos construyendo el
futuro,centrados en el trabajo del presente, el que constituirá las bases del
mañana que pronto será hoy, antes de lo que imaginamos.
Para un cristiano, la
esperanza es mucho más que optimismo; es la cualidad teologal que nunca
defrauda. Esperar es la capacidad de ver aun cuando nuestros ojos no vean. No
solo es un don del Espíritu sino una obligación el pedirlo. La fe en Cristo y
la confianza subsiguiente nos invitan a madurar el “creer que” ocurrirán cosas
hasta "creer en” Cristo y en su providencia por encima de toda adversidad.
Ellas nos equilibran y guían con alegría al amor. No estéis tristes, exhorta el
Evangelio, porque el plan de Dios insufla toneladas de esperanza para despertar
el corazón hasta convertirlo en hechos de esperanza para otros. Cristo es el
motivo angular de nuestra esperanza, la revolución en la historia a pesar de la
limitación, el mal y la muerte, que nos impulsa a “esperar contra toda
esperanza” (Romanos 4,18).
Pero nos cansamos del bien y
nos volvemos pesimistas, como dice Chesterton. Decidimos que ya no merece la
pena trabajarnos en la bondad y nos gusta vivir de las rentas de haber hecho el
bien y haber esperado nuestra sola voluntad. Y entonces empezamos a dejar de
vivir. Y nos marchitamos¿Por qué? Porque no hacemos las cosas mirando a Cristo
cuando las hacemos para los demás. No hay amor. Así pues, los demás, antes o
después, también nos defraudan; somos humanos, débiles, sentimos la ingratitud
creyendo que merecemos el reconocimiento de quienes deben valorar lo que
hacemos. En realidad, lo exigimos en nuestro interior. Sentimos que la gente a
la que ayudamos nos debe algo. Solo cuando nos cansamos de hacer el bien,
descubrimos que el bien que hacíamos no lo estábamos haciendo para Dios. No era
algo desinteresado, generoso, no era amor. Y descubrimos una crisis de motivos
aun en los gestos en los que ponemos más generosidad cayendo en la desesperanza.
Pero Dios acude a nuestra llamada, cumple sus promesas y nos renueva la fe.
Y volveremos a empezar con
humildad; entonces brotará de nuevo la alegría.
Gabriel Mª Otalora
Extracto de “Orar con los
libros”. Gabriel Mª Otalora. Grupo Editorial Fonte. Burgos, 2016
Nota del autor. La primavera me evoca agua fresca, montaña, hierba
verde, herrerillo, arco iris, jilguero, nido deseando tener huevos, luz, ojos
azules, tristeza, cuco, Príncipes que no existen o sí, corazón sin versos,
arrebato, alegría, fuente, dolor de cabeza, ira, arrojo, osadía, utopía. Todas
esas cosas juntas y esas otras amigo internauta que tu guardas en tu propio
corazón. Seguimos publicando en la web de la Región reflexiones sobre la difusión de los Equipos. Para leer la última que hemos publicado pincha AQUÍ
“Y les dijo: Id
por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación.”
¿Qué nos sugiere este mandato?
Que lo que tenemos que hacer, con todas nuestras limitaciones, pero asistidos y
confortados por el Espíritu Santo, es ponernos a trabajar. Con los medios que
tenemos. Muchas veces tenemos la sensación de que podemos hacer muy poco. ¿Cómo
presentar el Carisma de los Equipos si están tan alejados? Recordemos que ¡hay
tantos que caminan a ciegas, como los viajeros de Emaús, buscando quién les
eche una mano! Teresa de Calcuta decía: “Nosotras sentimos
que lo que estamos haciendo es sólo una gota en el océano. Pero el océano no
estaría tan lleno si no existiera esa gota”. No nos podemos paralizar,
tenemos que ponernos en marcha.
Por otro lado, hemos sido
llamados para una misión. Todos los equipistas hemos recibido esa llamada
personal de Jesús y hemos respondido a ella; por eso estamos en Equipos. Y
seguramente nos decimos: “y yo, con mis miserias, infidelidades al Señor,
mis tibiezas ¿puedo ser yo un elegido del Señor?”. Nos responde San
Pablo: “el Señor nos ha salvado y nos ha llamado a una vocación
santa, no por nuestras obras, sino por su propia determinación y por su gracia
que nos dio desde toda la eternidad en Cristo Jesús”.
¿Y qué tengo que difundir? Está
muy claro: Los Equipos de Nuestra Señora. San Pablo nos recuerda: “… insiste
a tiempo y a destiempo, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. Y
continúa: “… no te avergüences del testimonio que has de dar de
nuestro Señor...” Somos un eslabón de una cadena de transmisión de un
mensaje importante para el mundo.
El testimonio de la unidad y
la amistad entre nosotros, de la alegría, del amor esponsal, de la acogida, de
la escucha, de la disponibilidad es lo que hará que los que nos rodean se pregunten
y nos pregunten: Y vosotros ¿quiénes sois? Les
responderemos con las palabras de Jesús, a sus primeros discípulos: “venid
y lo veréis”.
Todos recordamos cómo fue, el
encuentro con alguien que nos habló de los Equipos, e hizo que descubriéramos
un tesoro: seguimos convencidos de ello. Y ese tesoro lo tenemos que compartir,
pues el Señor nos lo manda, como hemos visto.
5 Llegó así a un pueblo de Samaría
que se llamaba Sicar, cerca del terreno que dio Jacob a su hijo José; 6 estaba
allí el manantial de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se quedó, sin más,
sentado en el manantial. Era alrededor de la hora sexta. 7 Llegó
una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dijo:
- Dame de beber.
8 (Sus discípulos se habían marchado
al pueblo a comprar provisiones).
9 Le dice entonces la mujer
samaritana:
- ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy
samaritana? (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos).
10 Jesús le contestó:
- Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de
beber, le pedirías tú a él y te daría agua viva.
11 Le dice la mujer:
- Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde vas
a sacar el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú más que
nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, del que bebió él, sus hijos y sus
ganados?
13 Le contestó Jesús:
- Todo el que bebe agua de ésta volverá a tener sed; 14 en
cambio, el que haya bebido el agua que yo voy a darle, nunca más tendrá sed;
no, el agua que yo voy a darle se le convertirá dentro en un manantial de agua
que salta dando vida definitiva.
15 Le dice la mujer:
- Señor, dame agua de ésa; así no tendré más sed ni vendré
aquí a sacarla.
16 Él le dijo:
- Ve a llamar a tu marido y vuelve aquí.
17 La mujer le contestó:
- No tengo marido.
Le dijo Jesús:
- Has dicho muy bien que no tienes marido; 18 porque
maridos has tenido cinco, y el que tienes ahora no es tu marido. En eso has
dicho la verdad.
19 La mujer le dijo:
- Señor, veo que tú eres profeta. 20 Nuestros
padres celebraron el culto en este monte; en cambio, vosotros decís que el
lugar donde hay que celebrarlo está en Jerusalén.
21 Jesús le dijo:
- Créeme, mujer: Se acerca la hora en que no daréis culto al
Padre ni en este monte ni en Jerusalén. 22 Vosotros
adoráis lo que no conocéis, nosotros adoramos lo que conocemos; la prueba es
que la salvación proviene de los judíos; 23 pero se
acerca la hora, o, mejor dicho, ha llegado, en que los que dan culto verdadero
adorarán al Padre con espíritu y lealtad, pues el Padre busca hombres que lo
adoren así. 24 Dios es Espíritu, y los que lo
adoran han de dar culto con espíritu y lealtad.
25 Le dice la mujer:
- Sé que va a venir un Mesías (es decir, Ungido); cuando
venga él, nos lo explicará todo.
26 Le dice Jesús:
- Soy yo, el que hablo contigo.
27 En esto llegaron sus discípulos y
se quedaron extrañados de que hablase con una mujer, aunque ninguno le preguntó
de qué discutía o de qué hablaba con ella. 28 La
mujer dejó su cántaro, se marchó al pueblo y le dijo a la gente:
29 - Venid a ver a un hombre que me
ha dicho todo lo que he hecho; ¿será éste tal vez el Mesías?
30 Salieron del pueblo y se
dirigieron adonde estaba él. 31 Mientras tanto sus
discípulos le insistían:
- Maestro, come.
32 Él les dijo:
- Yo tengo para comer un alimento que vosotros no conocéis.
33 Los discípulos comentaban:
- ¿Le habrá traído alguien de comer?
34 Jesús les dijo:
- Para mí es alimento realizar el designio del que me mandó,
dando remate a su obra. 35¿No soléis decir vosotros:
"cuatro meses y llega la siega"? Mirad lo que os digo: Levantad la
vista y contemplad los campos: ya están dorados para la siega. 36 El
segador cobra salario reuniendo fruto para una vida definitiva; así se alegran
los dos, sembrador y segador. 37 Con todo, en esto
tiene razón el refrán, que uno siembra y otro siega: 38yo
os he enviado a segar lo que no os ha costado fatiga; otros se han estado
fatigando y vosotros os habéis encontrado con el fruto de su fatiga.
39 Del pueblo aquel muchos de los
samaritanos le dieron su adhesión por lo que les decía la mujer, que declaraba:
«Me ha dicho todo lo que he hecho». 40 Así, cuando
llegaron los samaritanos adonde estaba él, le rogaron que se quedara con ellos,
y se quedó allí dos días. 41 Muchos más creyeron
por lo que dijo él, 42 y decían a la mujer:
- Ya no creemos por lo que tú cuentas; nosotros mismos lo
hemos estado oyendo y sabemos que éste es realmente el salvador del mundo.
En
este relato queremos destacar su normalidad: Jesús está cansado y se sienta a
descansar y a saciar la sed del camino, una persona -en este caso una mujer, un
rasgo más de normalidad- va por agua, Jesús -muestra de cercanía- le pide de
beber, y ella se extraña -igual que hoy, ¿por qué me pide este a mi si no le
conozco?- pero entran en conversación y en la cercanía de la relación es cuando
la mujer comprende que es el Mesías -Jesús- quien le habla. La mujer cree en
él, lo comunica y los demás también creen.
¿Qué
aplicación tiene en nuestra vida? Primero, que Jesús está esperando que
nosotros nos dirijamos a Él. Segundo, que tenemos que vencer nuestros miedos y
dejar que Dios nos hable. Tercero, que tenemos que comunicar a los demás que
creer en Dios es lo mejor que nos puede pasar. Cuarto, que todos necesitamos el
agua para vivir.
Amigos
de los equipos, ¡basta ya de querer tenerlo todo atado y bien atado!, la fe es
confianza en Dios, es abrir el corazón a Dios y a los demás, es aceptar que
puedo no entender situaciones que me pasan, pero Dios me ama y eso es lo básico.
Ya es hora de vencer los miedos y dejarse querer. Ya es hora de amar a los
demás. Ahí está la esencia. Y si lo hacemos así viviremos felices, viviremos
sin miedos porque vamos de la mano de Dios.
Este domingo, el elemento que nos invita a descubrirlo es el agua. Ahí va este video para darnos cuenta. Feliz domingo. Con abrazo especial a todos los padres, en el día de San José.