jueves, 23 de marzo de 2017

LA TENTACIÓN





Muchas veces tememos a las tentaciones porque con facilidad nos hacen caer y nos llevan a diversas crisis que nos duelen. Pero no es ese el camino.

Lo que hay que hacer es pedir a Dios que nos de la mano, o mejor, coger nosotros la mano de Dios, porque él siempre la tiene tendida y desde ahí hacer frente a las tentaciones. Y, si caemos, pensemos que las crisis son buenas porque nos hacen crecer y madurar. Sin tentación no hay progreso espiritual.

Sucede lo mismo que cuando un niño no pasa por la crisis de la adolescencia, se quedará eternamente como una persona inmadura. Cristo también tuvo sus tentaciones en el desierto, pero salió airoso de ellas.

Quizá la cuaresma sea el tiempo de enfrentar ese combate y aceptar nuestra pequeñez. Un abrazo

Huellas

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