martes, 18 de febrero de 2014

PROGRAMA PARA EL REINO DE DIOS



“Espero en nuestro Señor… que tendrá cuidado de (nosotros)” (Santa Teresa, Carta 38,4).  

Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. “Yo estoy convencido de una cosa: los grandes cambios de la historia se realizan cuando la realidad fue vista no desde el centro, sino desde la periferia” (Papa Francisco). Enséñanos, Jesús, a mirar la vida desde los pobres, a incluirlos en nuestro corazón y en nuestra mesa. 

Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Ser discípulos de Jesús es “poner al puesto de la malicia, la inocencia, en lugar de la fuerza, el amor, en vez del orgullo, la humildad, en lugar del prestigio” (Papa Francisco). Gracias, Jesús, por enseñarnos que es posible vivir de un modo nuevo en este mundo.  

Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. “Apostar por los grandes ideales… no tener miedo de soñar con cosas grandes” (Papa Francisco). Jesús, haznos bailar de alegría con la música de tu ternura. Enséñanos a poner flores en los balcones de los que lloran.  

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados. “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!... Hemos de aprender a abrazar a los necesitados… Estamos llamados a ser personas-cántaros para dar de beber a los demás” (Papa Francisco). Bendito seas, Jesús, por invitarnos a esta revolución del amor. 

Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. “Veo la santidad en una mujer que cría a sus hijos. En un hombre que trabaja para llevar a casa el pan. En los enfermos. En las religiosas... Esta es la santidad común” (Papa Francisco). Bendito y alabado seas, Jesús, por no cansarte nunca de perdonarnos. Tu abrazo nos hace dichosos. 

Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. “Hay que vivir con alegría las pequeñas cosas de la vida cotidiana… No te prives de pasar un buen día” (Papa Francisco). Gracias, Jesús, porque no te ocultas cuando te buscamos con un corazón sincero.

Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.  “Lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia es capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones. Cercanía. Proximidad” (Papa Francisco). Jesús, no permitas que nadie nos robe la esperanza. 

 Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. “No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa” (Papa Francisco). Frente a nuestros miedos, tu valentía. Frente a la persecución, tu abrazo. Amén.

Dichosos vosotros cuando os insulten, y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades” (Papa Francisco). Ayúdanos a tolerar una contradicción, un aparente fracaso, una crítica, una cruz.


CIPE – febrero de 2014

2 comentarios:

  1. Dichosos los que, como el papa Francisco, tienen la valentía de decir lo que piensan aunque esto les traiga enemigos. Gracias Señor por enseñarnos a luchar por cambiar cosas que ya no valen.

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  2. Las bienaventuranzas son amor puro aplicado al caso concreta, aplicada a la persona que está a nuestro lado. El papa Francisco pone lenguaje actual a ese programa de vida. ¡¡Qué bien!! Setarcos

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