Quienes administramos este blog no estuvimos en Madrid viviendo la JMJ. La hemos visto, aunque no mucho, por la televisión. Tiempo tendremos de repasar, cuando nos reintegremos a nuestra actividad ordinaria, lo que fue ese gran acontecimiento mundial y de leer, sobre todo, los discursos del Papa. Pero hace unos días estuvimos conversando, en nuestro lugar de vacaciones, con un religioso que estuvo allí, en Madrid, en la JMJ. Es párroco de una parroquia de Vallecas, pequeña, pero que pudo recibir a trescientos jóvenes, la mayoría brasileños. Nos contó la alegría que traían consigo esos muchachos, nos dijo que cuando se encontraron con los que protestaban por la visita del Papa (solo un puñado de gente) no se enfrentaron a ellos sino que les tendieron sus manos abiertas y les dijeron que también iban a rezar por ellos, nos transmitió sus vivencias en Cuatro Vientos donde pasó la noche entera caminando con cuidado para no pisar a nadie dormido y contemplando aquel escenario multitudinario (unos dos millones de personas, 12.000 sacerdotes, 800 obispos y el papa) donde la vista se perdía sin ver el final, nos relató que en ese mismo escenario después de la tormenta llegó un viento caluroso que les secó rápidamente…. Cuando nos decía todo esto nos alegramos y mucho. Más podríamos contar. Pero nos basta con destacar un hecho: las personas que han venido a la JMJ, creyentes o no, eran personas felices. Ni una pelea, ni un incidente, no hubo borracheras, ni intervención de la policía por desórdenes… Hubo sobre todo alegría. Esto es lo que nos decía este cura con el que hemos hablado desde nuestro retiro de vacaciones. Un cura que asistió en persona a la JMJ. Y no podemos ni queremos ocultarlo. Cómo nos alegramos.
Hoy con esto nos basta. Esta es la gente de Iglesia. Gente feliz. Gente amable. Gente bondadosa.
Me alegro porque la Iglesia transmita una imagen feliz: es un buen comienzo.
ResponderEliminarRealmente sea uno creyente o no es una alegria ver a tantos jovenes pasar tanto calor y tantas incomodidades por rezar juntos y estar un rato junto al Papa.
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