jueves, 25 de agosto de 2011

CREYENTES E INCREYENTES



El verano va ya muy avanzado y muchos hemos salido a descansar unos días fuera. Todo el mundo asiste a fiestas y romerías. En estos lugares nos encontramos con muchas personas que no hablan de Dios para nada y parece que no necesitan a Dios para vivir. Son los que llamamos “increyentes”.

Nosotros nos hemos preguntado cuál es la razón por la que, los que nos llamamos creyentes, los juzgamos de “increyentes” sin mas.

Pero hoy hemos pensado en este tema y vemos que sabemos muy poco de las personas que dicen no creer, de su sentido último de la vida o de la fe. Además todos tenemos algo de “increyentes” y algo de creyentes y lo mismo les sucede a ellos. También tienen sus creencias aunque no sean las nuestras. Seguramente viven bajo otras cosas en las que creen y que les ayudan a luchar, a vivir, a ser felices.

No sabemos cómo llega Dios a estas personas entre sus convicciones porque como decía San Agustín “sólo Dios conoce a los suyos”. Por eso aprovechemos este tiempo estival para acercarnos a esas personas, porque estamos seguros que Dios también está en ellos. Felices vacaciones.

Huellas

2 comentarios:

  1. Hoy se ha perdido el sentido el sentido de lo cúltico, de lo ritual, de lo ceremonial, de lo repetitivo. ¿No será que ahí no había vida o la vida que aparecía era mortecina?

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  2. Me resulta difícil pensar en alguien que crea que la vida de las personas acaban con la muerte. Me resulta difícil. En la mayor parte de las casos más creo que es pereza o falta d einterés por estas cuestiones. Para mi todos somos hijos de Dios y el Dios es Dios de todos, nosotros, los que decimos que creemos en Él no somos los elegidos, aunque, sí creo, que somos privilegiados, precisamente por eso, porque creemos y este es de gran ayuda.

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