Muchas
veces en la vida nos parece que todo en torno nuestro es duro, sin color, frío,
como esas piedras que aparecen en la foto. Pero aún en esa situación podemos
luchar por cambiarlo y que aparezca la belleza por las pequeñas ranuras de nuestra
vida.
Esas
flores son tan bellas que embellecen el entorno. Nosotros también podemos hacer
lo mismo. Busquemos en los pequeños resquicios que nos da la vida y hagamos
brotar la belleza, porque en ella está Dios.
Un abrazo
Huellas
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