"Tornando a lo principal para lo que el
Señor nos juntó en esta casa y por lo que yo mucho deseo seamos algo para que
contentemos a Su Majestad, digo que viendo tan grandes males que fuerzas
humanas no bastan a atajar este fuego de estos herejes, con que se ha
pretendido hacer gente para si pudieran a fuerza de armas remediar tan gran mal
y que va tan adelante, hame parecido es menester como cuando los enemigos en
tiempo de guerra han corrido toda la tierra y viéndose el Señor de ella
apretado se recoge a una ciudad, que hace muy bien fortalecer, y desde allí
acaece algunas veces dar en los contrarios y ser tales los que están en la
ciudad, como es gente escogida, que pueden más ellos a solas que con muchos
soldados, si eran cobardes, pudieron, y muchas veces se gana de esta manera
victoria; al menos, aunque no se gane, no los vencen; porque, como no haya
traidor, si no es por hambre no los pueden ganar. Acá esta hambre no la puede
haber que baste a que se rindan: a
morir, sí, mas no a quedar vencidos". Camino de Perfección, capítulo 3,
número 1. Santa Teresa de Jesús.
José Luis y Sofía
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