En
pleno ataque de miedos,
porque
la situación me supera,
porque
los míos se impacientan,
porque
la verdad se dora y camufla,
porque
esto no tiene pinta de mejorar…
oigo,
Señor, tu voz susurrarme:
No
temas, que yo te he elegido.
Te
he llamado por tu nombre.
Eres
mío, así como suena y entiendes.
Te
llevo tatuado en la palma de mi mano.
Si
pasas por las aguas, yo estaré contigo.
Si
por ríos, no te ahogarás.
Si
caminas por el fuego, no te quemarás.
Si
la enfermedad te aprieta,
yo
estoy contigo.
Si
crees que no te quedan fuerzas,
descansa
en mí.
Si
la tristeza te hunde,
apóyate
en mi regazo.
Si
estás quemado,
yo
te refrescaré…
Y si
te desechan como a tierra baldía,
yo
haré de ti un vergel.
Nada
de lo que te ocurra
podrá
frenar mi amor por ti.
Florentino
Ulibarri.
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