El camino a recorrer es
simple: anclarnos en nuestra verdadera identidad, aquello que permanece cuando
todo lo demás cambia: ¿qué es lo único que no ha cambiado en mí, a lo largo de
mi existencia temporal? Han cambiado mi cuerpo, mis pensamientos, mis
sentimientos, mis reacciones… Solo una cosa permanece: la pura consciencia
de ser, que puede expresarse como “Yo Soy”. Ese es el Fondo último de cada
ser y de todo lo Real.
Si lo único que permanece
siempre es la consciencia, se comprende –y aquí se da otra elegante
coherencia- que nuestra única certeza sea esta: la certeza de ser.
Como escribe Juan Carlos Savater, no necesitamos ninguna experiencia de
“iluminación”; basta anclarnos en esa certeza innata y atestiguar su verdadera
naturaleza invulnerable y eterna. “Anterior a la idea de ser tal o cual
persona, anterior a cualquier tipo de razonamiento o pensamiento, hay una
innata «certeza de ser». Una desnuda o pura consciencia que es y sabe que es.
Esta es siempre, no la mayor, sino verdaderamente nuestra única e
incuestionable certeza” (J.C. SAVATER, La certeza de ser, La
Trompa de Elefante, Madrid 2012, p.35).
Permanece todo el tiempo que
puedas, a lo largo de todo el día, en la única certeza: la certeza
de ser.
Algo similar es lo que
recomendaba el sabio Nisargadatta:
“Rechace todos los
pensamientos excepto uno: “Yo soy”, la mente se rebelará en el comienzo, pero
con práctica, paciencia y perseverancia, cederá y se mantendrá en calma. Una
vez que usted esté en calma, las cosas comenzarán a suceder espontáneamente y
de forma totalmente natural, sin ninguna interferencia de su parte.
No se preocupe por nada que
usted quiera, piense o haga, sólo permanezca establecido en el
sentimiento-pensamiento “Yo soy”, enfocando “Yo soy” firmemente en la mente. En
el momento que usted se desvíe, recuerde: todo lo que es perceptible y
concebible es pasajero, y solo el “Yo soy” permanece.
Después de todo, el único
hecho del que usted está seguro es de que “usted es”. El “Yo soy” es seguro, el
“Yo soy esto” no lo es.
Yo solía sentarme durante
horas 6 seguidas, solamente con el “Yo soy” en mi mente, y pronto la paz, la
dicha y un profundo amor que todo lo abarca llegaron a ser mi estado normal.
Independientemente de lo que
suceda, únicamente desvíe su atención lejos de ello y permanezca en el
sentimiento “Yo soy”. Parece simple, y hasta ordinario, ¡pero funciona!”.
“Aquellos que ven la luz
en sí mismos nunca necesitarán dar vueltas como satélites alrededor de otros”
(Michael Michalko).
Enrique M. L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario