lunes, 12 de mayo de 2014

MADRE NUESTRA


Hemos leído en pastoral sj:

Decimos de María que es madre de Dios, y también que es madre nuestra. Hay devoción, cercanía, oraciones en las que nos dirigimos a ella, para que nos acerque a su hijo. Tal vez la vemos muy de los nuestros, en su desvalimiento, en su valentía, en su incertidumbre y su apuesta radical. La hemos visto acunando al niño en el pesebre. Guardando en su corazón lo que no conseguía entender. Siguiéndole, en los caminos, como la primera de sus discípulos. Y al pie de la cruz, con el corazón traspasado, pero firme. La hemos sentido cercana, con los apóstoles en la hora de la espera, tal vez alentando su confianza, diciéndoles: «No tengáis miedo», antes de que el mismo resucitado se lo dijera. Necesitamos poner nuestra vida, a veces, en esas manos que protegen, que acunan y que tranquilizan en medio de nuestras tormentas.

Y añadimos:

Porque María es madre. Y por ello es entrega, es cercanía, es cariño, es comprensión, es amor.
María es sonrisa, es bondad, es caricia, es donación, es madre.
Siempre nos ha parecido de los nuestros. Por ello le llamamos “madre”. Porque está tan pendiente de nosotros que sabe lo que nos pasa.

En este mes de mayo María es la protagonista. Por eso la recordamos. 

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