domingo, 30 de abril de 2017

INVITA A JESÚS A TU VIDA


LUCAS 24, 13-35
13 Aquel mismo día, dos de ellos iban camino de una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén, 14 y conversaban de todo lo que había sucedido.
15 Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos, 16 pero algo en sus ojos les impedía reconocerlo. 17 Él les preguntó:
- ¿Qué conversación es esa que os traéis por el camino?
Se detuvieron cariacontecidos, 18 y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
- ¿Eres tú el único de paso en Jerusalén que no se ha enterado de lo ocurrido estos días en la ciudad?
19 Él les preguntó:
- ¿De qué?
Contestaron:
- De lo de Jesús Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo; 20 cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron, 21 cuando nosotros esperábamos que él fuese el liberador de Israel. Pero, además de todo eso, con hoy son ya tres días que ocurrió. 22 Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han dado un susto: fueron muy de mañana al sepulcro 23 y, no encontrando su cuerpo, volvieron contando que incluso habían tenido una aparición de ángeles, que decían que está vivo. 24 Algunos de nuestros compañeros fueron también al sepulcro y lo encontraron tal y como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.
25 Entonces Jesús les replicó:
- ¡Qué torpes sois y qué lentos para creer en todo lo que dijeron los profetas! 26 ¿No tenía el Mesías que padecer todo eso para entrar en su gloria?
27 Y, tomando pie de Moisés y los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
28 Cerca ya de la aldea adonde iban, hizo ademán de seguir adelante, 29 pero ellos le apremiaron diciendo:
- Quédate con nosotros, que está atardeciendo y el día va ya de caída.
Él entró para quedarse con ellos. 30 Estando recostado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo ofreció. 31 Se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de su vista. 32 Entonces se dijeron uno a otro:
- ¿No estábamos en ascuas mientras nos hablaba por el camino haciéndonos comprender la Escritura?
33 Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén; encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, 34 que decían:
- Realmente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.
35 Ellos contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Estamos en tiempos de pascua, el evangelio nos va relatando cómo los discípulos y los más allegados van descubriendo que Jesús ha resucitado. No lo entienden. Tienen dudas. Pero llega un momento en que lo comprenden y a partir de ahí son conscientes que Jesús vive. Es lo que hoy nos describe el evangelio con estas dos personas camino de Emaús.

¿Y esto para nosotros qué tiene que ver? Pues que también nosotros tenemos de descubrir a “Jesús resucitado”, porque cuando seamos conscientes de ello veremos las cosas, las situaciones y las personas de otra manera.

¿Y qué tengo que hacer para ser consciente de que Jesús vive?

1. Invitarle. Jesús está esperando que le llamemos.
2. Dejar que Él hable. Dejemos de hablar nosotros, dejémosle hablar a Él.
3.- Escucharle. Hacerle caso. Estar con Él.

A esto nos invita este tiempo de pascua. Si lo hacemos así nuestra vida se llenará. Como ocurrió con los dos, camino de Emaús. Feliz domingo.


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