Hoy hemos leído este texto en una foto de una amiga. Esto nos ha hecho pensar.
Nos preguntamos si realmente los demás ven el evangelio en nuestras vidas. Porque el Evangelio no es un texto muerto, sino algo vivo que se recrea cada día en la vida de muchas personas. Siempre oímos decir que el Espíritu Santo sopla donde quiere y como quiere y así lo sentimos en el día a día. Y muchas veces sentimos que hay vidas de personas que no se sienten cristianas y sin embargo nos hacen ver a Jesús en sus actuaciones, sus sonrisas, su cercanía, su forma de ser.
Otras veces vemos auténtico fariseos, que se llaman cristianos y que lo único que hacen es cumplir normas trasnochadas que Jesús criticaría hoy.
También hay cristianos auténticos, que pueden tener muchos fallos, muchas caídas, pero que siempre quieren levantarse y seguir caminando hacia ese Padre bueno que nos espera.
Por eso amigos, pensemos en lo que dice este cartel. Muchos sólo leen el evangelio de nuestras vidas. Que no les defraude. No se trata de que nos vean santos, ¡ojala!, se trata de que nos vean personas que buscan serlo.
Huellas
Cuando hacemos de la vida un evangelio estamos en el camino de la felicidad. La vida del cristiano no puede ser otra cosa. Ha de ser una vida en libertad, donde las normas estén para ayudar, nunca para sometar. Espacios de libertad son necesrios para vivir como vivió Jesús. Es más hay que superar tanta norma que ata a la Iglesia. Leía este día de atrás que tenemos que salir de la "iglesia ferroviaria" que es esa iglesia rígida que pretende que todos vayan por los raíles que ellos nos marcan. Salgamos de esos railes y busquemos cada uno nuestro camino, teniendo en cuenta el evangelio. También la doctrina de la iglesia y el pensamiento de los grandes padres y las opiniones de los teólogos y estudiosos y de tanta gente bueno como hay, pero todo eso con nuestra impronta personal y nuestras cualidades. SABA
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