jueves, 6 de septiembre de 2012

CON PRUDENCIA Y CONFIANZA





Hemos estado estos días viendo el claustro de la Universidad de Salamanca y hay una zona donde se encuentran unos relieves en la pared que llaman los siete enigmas. Uno de ellos nos ha hecho pensar.

Se trata de una imagen donde hay una mujer sentada pero con un pie levantado, acompañada de dos figuras simbólicas, la tortuga, imagen de lentitud y las alas, que significan velocidad, junto a una divisa: «Modera tu velocidad sentándote y tu lentitud levantándote». Esta alegoría representa la Prudencia.

Nosotros a veces nos sentimos con muchas fuerzas y queremos que todo el mundo nos siga en eso que se ha dado en llamar “la nueva evangelización”. Nos parece que todo el mundo va muy lento y que no se hace nada. Sería la representación de esa pierna levantada y las alas en las manos.

Pero, como no avanzamos lo que queremos, entonces nos desanimamos y pasamos al extremo contrario. Nos paramos y no queremos hacer nada. Somos esa pierna en reposo o la tortuga en la mano. Es entonces cuando vemos que el lema que pone al final es el correcto. Hay que ser prudentes y moderar la velocidad, sentándonos para orar y preguntar a Jesús qué hacer, y, a la vez, dejar la lentitud, levantándonos para seguir trabajando y poner alas a nuestras ilusiones.

A Jesús también le preocupaba pensar que sus seguidores terminaran un día desalentados al ver que sus esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no tuviera el éxito esperado. ¿Olvidarían lo que les había enseñado? Lo más importante es que no olvidemos nunca cómo trabajaba él.

Debemos trabajar con prudencia, realismo, parándonos a preguntar al Espíritu cómo hacerlo y con confianza en Él que nos dijo que nunca nos dejaría solos.

En la Iglesia a veces no sabemos cómo trabajar en este nuevo mundo en el que nos encontramos. Lo que necesitamos es buscar caminos nuevos con prudencia y confianza en Jesús. Nosotros sembremos. Dios recogerá la cosecha.

Huellas

1 comentario:

  1. Prudencia y confianza, dos sustantivos que tenemos que comjugar. Lentitud y velocidad, dos nombres que nos señalan el modelo de comportamiento. En estos tiempos tan cambiantes es necesario fijar ideas, tener más o menos claro lo sustantivo, luego vendrá lo adjetivo, los adornos, lo bonito. Corren tiempos difíciles, la Iglesia pierde crédito, la gente no cree en ella, por eso es necesario llegar a lo nuclear, y esto, hjoy y siempre, ha de ser la total confianza en Jesús. El evangelio no cambia, las circunstancias nos ayudan a interpretar los comportamientos, pero lo esencial es siempre lo mismo: amar. Saba

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