jueves, 3 de febrero de 2011

¿POR QUÉ NO CONTAGIAMOS?



Muchas veces al leer los Evangelios vemos cómo la gente seguía a Jesús; incluso cuando decía a alguna persona que había sido curada, que no dijera nada, no lo conseguía, porque todos se sentían tan tocados por Jesús que lo contaban en todas partes. Jesús contagiaba alegría, cercanía, bondad… Nunca miedo, temor…

Y parece que a nosotros hoy nos ocurre lo contrario. Cuando a algunas personas les decimos que somos cristianos nos miran con cara de estar ante unos retrógrados, poco cercanos, aburridos… No vale decir que es que ellos son los alejados, que no quieren seguir nuestras normas. Quizá sea el momento de analizar cómo vivimos nosotros el cristianismo. ¿Por qué nos ven así?

A Jesús le veían como a un revolucionario y no les asustaba. Sólo los que estaban agarrados al poder y a la norma se asustaban, pero la gente sencilla le seguía.

Dice Pagola que “el mayor pecado es introducir injusticia, sufrimiento injusto, o tolerarlo dándole la espalda". Para Jesús el pecado no es algo de lo que se trata en los libros de moral, una ofensa a Dios… El pecado existe encarnado en aquella gente que está sufriendo y que está siendo olvidada por todos; entonces empieza a curar.

Cuando se lucha contra el sufrimiento, cuando se alivia el dolor, cuando se abre una vida más sana… allí está actuando el Reino de Dios. Lo que hizo Jesús, fundamentalmente, fue curar la vida.

Quizá nuestra vida no coincida con nuestras palabras. Somos muy duros en las críticas y muy blandos en el análisis de cómo estamos viviendo nuestra adhesión a Jesús. Y eso aleja a los no creyentes. Es el momento de ponernos al lado de los más desesperanzados, los más abatidos, los más marginados de nuestra sociedad. En ellos está Dios. Cáritas es un buen ejemplo de cercanía, de no dar la espalda, de mirar a la cara con amor a los necesitados. Jesús critica el rigorismo, el legalismo, el culto vacío de amor… Jesús quiere sanar la religión; ¿No será el momento de que nosotros ayudemos a sanar esta religión que estamos viviendo ofreciendo nuestras manos, nuestro corazón, nuestro perdón a todos y aceptando que también nosotros necesitamos el perdón de los demás por todo lo que seguimos haciendo mal?

No tengáis miedo nos dice Jesús. Pues eso, no tengamos miedo a gritar la verdad de la cercanía a los que no se sienten queridos. Dios está con nosotros.

Huellas

1 comentario:

  1. Preciosa reflexión de Huellas. Y más que eso: me interroga a mi como cristiana. ¿Por qué no contagio? ¿No será que mi cristianismo es más de normas que de corazón? Quiero enamorarme de Jesús. Si así fuera, me creerían.

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