jueves, 17 de febrero de 2011

¿DÓNDE ESTÁ EL ESPÍRITU, NO LO ESTAREMOS APAGANDO?



Últimamente cuando vamos a Misa nos damos cuenta que cada vez somos menos y más mayores.

La crisis religiosa de nuestros días está ahí y no vale cerrar los ojos a esta realidad, y además se está extendiendo con tal radicalidad que la indiferencia está afectando ya a los mismos creyentes. Los indicios son cada vez más inquietantes. Hay analistas que denuncian el "ateísmo interior" que está diluyendo la fe de algunos que se dicen cristianos.

Desde luego los que estamos dentro de la Iglesia no estamos libres de que nos suceda algo parecido. Muchas veces, los que nos llamamos practicantes no contamos con Dios en nuestras actividades de la vida diaria. Es como si dijéramos: sí creemos en Dios, pero las decisiones las tomamos nosotros. Parece que Dios está ausente de este mundo y de nuestra vida.

Esta situación nos hace plantearnos qué podemos hacer para no estar cada vez más indiferentes. Se nos ocurren dos cosas:

1. Ser conscientes de que quizá seamos nosotros, con nuestra vida tan alejada de las bienaventuranzas, los que estamos colaborando a que se apague el Espíritu en la Iglesia. Movidos por el instinto de conservación, corremos el riesgo de dedicarnos a conservar el pasado quizás porque nos resulta más cómodo que vivir en permanente conversión, abiertos a la creatividad del Espíritu.

2. Cuidar más nuestro modo de relacionarnos con Dios, evitando formas superficiales y vacías, vividas sólo desde lo exterior, y que pueden ser formas de huir de su Misterio santo más que caminos para situarnos ante él en espíritu y en verdad. A veces puede haber formas muy distintas de ver una misma imagen. Busquemos aquélla que el Espíritu nos marque con más claridad.

Quizá así nos pueda pasar como a Jesús que "ungido por Dios con el Espíritu Santo..., pasó la vida haciendo el bien".
 Huellas

2 comentarios:

  1. ¿Para ir a Dios hay muchos, muchos caminos?. ¿No será que nos empeñamos en remarcar que hay un sólo camino para llegar hasta El y de ahí nuestra ansiedad y malestar?.

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  2. Es para pensador en el rincón de la oración ¿estaré yo con mi conducta contribuyendo a aparcar a la gente de Jesús de Nazaret? ¿No es el momento de revisar mi vida? ¿Por qué los cristianos no llenan?

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