Estamos ya al final de la
Pascua y siempre resuena en nuestros oídos el mensaje final de Jesús: “Que no
se pierda mi Mensaje”. Es su deseo. Que no se olvide la Buena Noticia de Dios. Conseguir
esto es obra nuestra, de sus seguidores, mantener vivo el recuerdo del proyecto
humanizador del Padre: Eso es el “reino
de Dios”. Si le amamos, esto es lo primero que debemos de cuidar: “el que me ama, guardará mi palabra...el que
no me ama, no la guardará”.
Y nosotros nos preguntamos qué
hemos hecho del Evangelio de Jesús, después de veinte siglos. Quizá lo estemos
transformando a nuestro gusto y adornándolo con cosas que no son importantes.
Lo estamos llenando de normas y olvidamos que lo más importante es el amor.
Nos preguntamos si realmente nos
dejamos guiar por el Espíritu de Jesús, si hemos actualizado la Buena Noticia,
desde la misericordia o preferimos la rigidez y frialdad de las normas.
Que Dios nos ayude a mantener
ese Reino del amor.
Un abrazo
Huellas
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