A Dios sólo le agrada la fe profesada con la vida, porque
el único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad.
Cualquier otro extremismo no viene de Dios y no le agrada.
Ahora, como los discípulos de Emaús, regresad a vuestra
Jerusalén, es decir, a vuestra vida cotidiana, a vuestras familias, a vuestro
trabajo y a vuestra patria llenos de alegría, de valentía y de fe. No tengáis
miedo a abrir vuestro corazón a la luz del Resucitado y dejad que él transforme
vuestras incertidumbres en fuerza positiva para vosotros y para los demás. No
tengáis miedo a amar a todos, amigos y enemigos, porque el amor es la fuerza y
el tesoro del creyente.
Interesante artículo de Jesús Basante que nos invita a tomar conciencia de que hay que arremangarse y testimoniar con la propia vida. ¡Decimos tantas palabras huecas! Los que queráis leerlo completo pinchad aquí
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