“Y les dijo: Id
por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación.”
¿Qué nos sugiere este mandato?
Que lo que tenemos que hacer, con todas nuestras limitaciones, pero asistidos y
confortados por el Espíritu Santo, es ponernos a trabajar. Con los medios que
tenemos. Muchas veces tenemos la sensación de que podemos hacer muy poco. ¿Cómo
presentar el Carisma de los Equipos si están tan alejados? Recordemos que ¡hay
tantos que caminan a ciegas, como los viajeros de Emaús, buscando quién les
eche una mano! Teresa de Calcuta decía: “Nosotras sentimos
que lo que estamos haciendo es sólo una gota en el océano. Pero el océano no
estaría tan lleno si no existiera esa gota”. No nos podemos paralizar,
tenemos que ponernos en marcha.
Por otro lado, hemos sido
llamados para una misión. Todos los equipistas hemos recibido esa llamada
personal de Jesús y hemos respondido a ella; por eso estamos en Equipos. Y
seguramente nos decimos: “y yo, con mis miserias, infidelidades al Señor,
mis tibiezas ¿puedo ser yo un elegido del Señor?”. Nos responde San
Pablo: “el Señor nos ha salvado y nos ha llamado a una vocación
santa, no por nuestras obras, sino por su propia determinación y por su gracia
que nos dio desde toda la eternidad en Cristo Jesús”.
¿Y qué tengo que difundir? Está
muy claro: Los Equipos de Nuestra Señora. San Pablo nos recuerda: “… insiste
a tiempo y a destiempo, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. Y
continúa: “… no te avergüences del testimonio que has de dar de
nuestro Señor...” Somos un eslabón de una cadena de transmisión de un
mensaje importante para el mundo.
El testimonio de la unidad y
la amistad entre nosotros, de la alegría, del amor esponsal, de la acogida, de
la escucha, de la disponibilidad es lo que hará que los que nos rodean se pregunten
y nos pregunten: Y vosotros ¿quiénes sois? Les
responderemos con las palabras de Jesús, a sus primeros discípulos: “venid
y lo veréis”.
Todos recordamos cómo fue, el
encuentro con alguien que nos habló de los Equipos, e hizo que descubriéramos
un tesoro: seguimos convencidos de ello. Y ese tesoro lo tenemos que compartir,
pues el Señor nos lo manda, como hemos visto.
Así pues ánimo… y a comerse
León.
Un abrazo
Elvi y Viti
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