EL MUNDO HA ENTRADO EN UN
CAPITALISMO SENIL Y LA ÚNICA CURA ES VOLVER A LO HUMANO
Carlos Abad nació en 1951 en
Buenos Aires, Argentina. Allí conoció al actual Papa Francisco, de nombre
secular Jorge Mario Bergoglio, y “por las calles de Buenos Aires” fue donde
ambos forjaron su amistad. Carlos Abad es un filósofo espiritual y comunicador
social especializado en temas de salud y bien público. Su último libro “Jesús,
el primer indignado” tiene como primer objetivo mostrar el camino para cambiar
la indignación actual que sufre la sociedad por el amor “el mejor remedio para
el alma”, según Abad.
- ¿Cómo conoció al Papa
Francisco?
- Lo conocí a través de un
amigo, Ernesto del Castillo, que me dijo que Francisco estaba interesado en mis
consejos sobre el bien público, entonces el Papa quiso conocerme para realizar
una colaboración en Buenos Aires. Fue cuando yo ingresaba en el canal de
televisión Orbe 21, para hacer un programa llamado “Bien Público”, para tratar
todos los temas sobre la salud y el bien común. Hace ya veinte años de esto.
- Compara durante toda la obra
acciones que ha realizado el Papa Francisco con las que llevó a cabo Jesús,
¿cúal de las realizadas por el Papa cree que es la más importante?
- A mí me parece que el Papa
les da visibilidad a los excluídos, inaugura un tiempo de misericordia y, sobre
todo, el Papa Francisco vive como piensa, dando ejemplo.
- Usted escribe que nuestra
sociedad actual “anestesia su empatía a fuerza de narcisismo patológico”. ¿Qué
acontecimientos concretos se le pasan por la cabeza con esta afirmación?
Sí, hoy hay un crecimiento
monumental del narcisismo, del “selfie”, del “ombliguismo” y una ausencia de
proximidad al otro. Este libro se gestó cuando yo estaba viendo en el
telediario a una persona que estaba siendo deshauciada, un hombre al que le
estaban taladrando la cerradura para dejarle en la calle.
- Dice que estructura el libro
sobre cuatro pilares: Jesús, el Maestro; el mercado; los ladrones; y la cruz.
¿Podría darme un breve significado sobre qué representan para usted el mercado
y los ladrones?
- Ese me parece el escenario
actual, un mercado de ladrones que potencian el capitalismo salvaje. El mercado
es un todo, un grupo de personas que nos dirigen como un “lobo” económico, el
fin del mercado es el lucro a cualquier precio, por eso la naturaleza sufre
como si tuviese “dolores de parto” como si viese que el colapso y el fin de la
humanidad están a la vista.
Los ladrones son los que nos
han robado las ilusiones, los recuerdos, han obtenido su riqueza económica a
costa de nuestro dolor, sufrimiento y la rapiña de los otros, sin ningún tipo
de consideración. Como se explicaba en el periódico italiano Il Corriere della
Sera, a veces parece que amamos a los ladrones. En las series de televisión las
mafias, los narcos, los estafadores, suelen aparecer como si fuesen ejemplos
virtuosos a seguir y son ejemplos de desgraciados. El ejemplo es la bondad, que
es lo que hace bien de verdad.
- Afirma que los conceptos de
solidaridad y ecología tienen cada vez menos importancia en nuestros días,
¿cuál cree que es la mejor solución ante un panorama tan preocupante?
- Yo creo que la respuesta es
la colaboración y un respeto por el medio ambiente. Moderar la insaciabilidad y
voracidad del ser humano por un concepto acotado de ansia humana.
- En su libro, las relaciones
humanas son descritas como “reciclables” y con fecha de caducidad”, ¿cree
entonces que está preparada la sociedad para amar?
- Bueno yo hablo siempre en
términos de “ecología humana”. La sociedad no está preparada, pero se está
preparando. El mundo ha entrado en un capitalismo senil y la única cura es el
amor, volver a lo humano, volver a darle importancia al verbo querer, para
estabilizar nuestro entorno. Parece que por lo menos nos hemos dado cuenta.
Ana Cabirta La Razón
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