martes, 7 de junio de 2016

ENTREVISTA A BEATRIZ GALLEGO, DIRECTORA DE CARITAS DE LEON




UNA VIDA ENTERA DEDICADA A LOS MÁS EMPOBRECIDOS.

Beatriz Gallego: "Sin trabajo es muy difícil que una persona pueda sentirse entera"
Sociedad Entrevista a la directora de Cáritas

Jubilada de la enseñanza con 60 años, Beatriz Gallego se sentía llena de energía y dispuesta a dedicar su tiempo a los demás. Primero fue al frente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León ‘Pulchra Leonina’ y, desde finales de 2011, Cáritas.


–No había tenido ninguna vinculación previa con Cáritas, ¿cuál fue su primera impresión al llegar?–Yo no tenía idea de lo que se hacía ni cómo funcionaba la institución. Sabía que Cáritas pertenecía a la Iglesia, pero de los pormenores no tenía ni idea. Entonces, cuando llegué aquí, lo que vi es que se abría un mundo para mí. Se abrió como si fuera un capítulo nuevo en las relaciones de vida que yo había conocido, muchísimo más humanas. Y ya cuando verdaderamente empecé a conocer hasta qué punto estaba implicada Cáritas con los más pobres, con los desconocidos, con los excluidos... mientras no entras en este mundo, todo eso son palabras. La época en la que yo me crié y en la familia en la que yo me crié había muchas dificultades económicas, si estudié fue con el enorme esfuerzo de mis padres; era la España de la expansión, de la esperanza, en que todo el mundo parecía que estaba alegre porque había futuro. El sueldo era suficiente para vivir, criar a los hijos, ir de vacaciones, ir pagando la casa, el coche, los gastos... sin derroches, eso sí. Pero cuando entras en el mundo de las personas que son atendidas desde Cáritas entras en la relación con un colectivo muy diferente, mientras que yo y mi familia pudimos salir de esta situación, estas otras familias, si no tienen una ayuda de Cáritas u otra institución, es imposible que salgan. Ahí me di cuenta y fue como si en mi interior, en mi conciencia, se hiciera realidad esa realidad que hoy desgraciadamente viven varios millones de personas.

–El cargo de directora es voluntario, no tiene retribución...–No, pero reporta mucho. Muchísimo. En todas las etapas de la vida vas aprendiendo, pero esto ya es como el broche de oro a mi etapa de jubilada. Es un regalo que me ha dado la vida, un regalo.

–Los nuevos tiempos vienen empujando, ¿cómo es la Cáritas del s.XXI?–La Cáritas del siglo XXI es la Cáritas que se hace entre todos. Es la Cáritas que se abre a todo lo que hay, que evoluciona como evoluciona la vida desde el mensaje de la doctrina social de la Iglesia. La atención básica, que fue como empezó Cáritas, la atención de dar a las personas el alimento, la vivienda y que estén vestidos, eso ha continuado, pero se cambia en la forma de hacerlo. En cuanto a los alimentos hemos intentado dignificar el reparto con el Economato, que se creó en 2014. Esto produce una enorme satisfacción a las personas que van allí a comprar, porque compran, pagan la cuarta parte, pero compran, y llevan, por tanto, lo que quieren. En el empleo, yo creo que Cáritas está echando todo lo que puede. Sin trabajo es muy difícil que pueda sentirte una persona entera. Entonces nosotros hemos procurado que el empleo se potencie. Seguramente, a lo largo de los próximos meses inauguraremos un centro para dar títulos con homologación de camareras de pisos, que es lo que más se demanda. Estamos mirando a ver qué otras posibilidades podemos tener. Y estamos siempre con los ojos puestos a ver de qué manera ayudamos de una forma más digna.

–¿Las formas de pobreza también han cambiado?–Hay muchas pobrezas y en estos tiempos hemos empezado a atender una pobreza que cada vez se va haciendo más dramática, que es la soledad de las personas mayores. Nosotros hemos empezado por acompañar a usuarios de las residencias que, están muy bien atendidos a nivel de médicos, de alimentos, pero no tienen visitas, tienen ese hueco en el corazón. Con alumnos de secundaria y bachillerato hemos hecho un programa de acompañamiento a mayores que está teniendo una fortaleza cada vez mayor. Un éxito… más de 200 alumnos que este año han ido a visitar a las residencias y todos están contentos, los ancianos y los jóvenes. Esto es enriquecerse mutuamente y tratar de paliar esa soledad, que es tremenda.

–¿Con qué programa se quedaría?–La persona. Programa no te puedo decir, porque todos atienden personas. La persona que sale del centro penitenciario y está cuatro días con voluntarios que les atienden y que pueden dormir en libertad y salir en libertad. Apreciar ese respirar la libertad de esas personas, eso es algo que realmente te emociona. Las familias que van y son atendidas en las parroquias o aquí. Los inmigrantes que no tienen papeles y les ayudamos con los papeles. Cuando abrimos el Economato, ver a las madres, porque casi todas son madres, que van allí y ven que pueden comprar para los niños; había una señora que decía «¿Y le puedo llevar a mi niño para el recreo lo mismo que lleva su compañero?», un batido, porque en las bolsas que le dábamos en las parroquias pues no iban batidos. Es la persona en las diferentes atenciones la que verdaderamente te llena el alma.

–¿Qué evolución ha visto estos años?–Desde un punto de vista personal, cada año es un poco peor, y no por los números, que pueden no ser peores, pero sí por la situaciones personales, por esa cronicidad de la pobreza y del abandono.

–¿Qué solución ve?–Mientras no se cambie el sistema... Este sistema capitalista, la falta de solidaridad, el individualismo, el yo y yo y yo. Se tienen que cambiar los valores del sistema, si no se cambian, si no empieza la persona y los poderes a darse cuenta de que a la persona hay que darle dignidad, es difícil.

–¿Qué valores hacen falta?–El respeto, para mí, el respeto… El respeto a la persona que tienes al lado, a la ciudad, al medio ambiente… el respeto. Porque detrás del respeto viene el amor, o antes del respeto viene el amor. El respeto yo creo que es el valor fundamental, porque de ahí salen todas las demás ramificaciones.

TOMADO DE LA NUEVA CRONICA DE LEON  

No hay comentarios:

Publicar un comentario