viernes, 26 de febrero de 2016

MISERICORDIA ES EL MÁS BELLO NOMBRE DE DIOS





El pasado sábado, Francisco, nuestro querido consiliario, nos habló de la misericordia y el año jubilar que estamos viviendo. Aclaró el porqué de este año jubilar extraordinario dedicado a la bondad y la ternura de Dios y para practicar las obras de misericordia.
En la bula de la convocatoria se nos recuerda que la misericordia es “la viga maestra que sostiene la estructura de la Iglesia”, por lo que hemos de cuidarla porque no existe Iglesia sin misericordia.
Después hizo un rápido resumen de la historia de los siglos XX y XXI para poder entender la necesidad de este año jubilar. Son años de capitalismos y comunismos férreos, guerras mundiales, campos de concentración, terrorismos despiadados, desplazamientos forzados de población, terremotos… En fin sucesos que nos desgarran y que necesitan de la mano misericordiosa de Dios.
Juan XXIII ya nos recordó que la misericordia es el más bello nombre de Dios y Juan Pablo II, que conoció en su propia persona los problemas de los campos de concentración, terrorismo, sufrimiento personal enorme…, tuvo como lema de su pontificado la misericordia e incluso llegó a establecer el 2º domingo de Pascua como Domingo de la misericordia.
Benedicto XVI nos recuerda que la misericordia pone límite al mal y dice en una de sus encíclicas que para los remedios del mundo no hay que partir de la justicia sino del amor.
Y por último el papa Francisco escogió como frase de su episcopado: “mirándome con misericordia me eligió”.
Considera que vivimos en un mundo herido que ha perdido el sentido del pecado y que considera que es un pecado incurable. Pero la misericordia es la mano que nos levanta y nos salva.
Ni Jonás, ni el hermano del hijo pródigo querían que Dios les tendiera esa mano a los descarriados, pero como hemos dicho antes o la Iglesia es misericordiosa o no refleja el rostro de Dios. Incluso a los confesores les pide que sean tiernos y acogedores y que el confesionario no sea un lugar de tortura.
En definitiva, que se ve la mano del Espíritu en la idea del Papa de dedicar este año jubilar extraordinario a la misericordia.
Muchas gracias a Francisco por sus palabras que han sido esa mano que todos necesitamos para profundizar en nuestra vida de cristianos.

Isabel y Mateo

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