lunes, 7 de abril de 2014

CÓMO REACCIONAS ANTE LAS DIFICULTADES



Hemos leído:

Ahí está la vida, con todas sus aventuras. Con sus días buenos y malos. Con las grandes batallas de las que salimos a veces vencedores, y a veces escaldados. Ahí están los parajes cotidianos, en los que celebramos, soñamos, amamos, lloramos y reímos. Nos levantamos con el pie derecho o con todas las heridas en carne viva. No todo es siempre fantástico, entretenido o facilón. Ni puede ni debe ser así. Porque en la vida, en cuanto la tomamos un poco en serio, surgen las complicaciones. Y toca enfrentar dificultades. En las relaciones, en el trabajo, en los estudios. ¡Enséñanos, Señor, a reaccionar!

Y añadimos:

Y es verdad. La vida es dura. Hay dificultades. Hay dolor. Hay sufrimiento. Es inherente a nosotros. Somos débiles. Somos frágiles. Somos limitados. Y enfermamos. Y nos duele el cuerpo. Y, a veces también, el alma. Es así. Forma parte de nuestro ser.

¿Y qué hacer? Contar con ello. Reconocerlo. Aceptarlo. No rebelarse contra ello. Integrarlo. Forma parte de nosotros. Es la manera de encajarlo y encauzarlo.

Como nos empeñemos en negarlo, nos estrellamos. Como mires para otro lado y lo ocultes, chocarás con ello. Porque la dificultad nos llega a todos.

Estamos en cuaresma. Tiempo de meditación. Se nos ocurren unas preguntas.

¿Qué haces cuando las cosas se ponen cuesta arriba?
¿Qué haces para aceptar las situaciones de dificultad?
¿Qué reacciones hay en ti cuando las cosas se tuercen?

Quizás pueden servirte para la oración de hoy. Cuenta con Dios. El sabe todo esto que nos ocurre.

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