El evangelio de este domingo de LUCAS 15, 1-32, contiene
tres parábolas, la de la oveja perdida, la de la moneda perdida y la del hijo
prójimo. Las enseñanzas son muchas. Nosotros queremos destacar hoy una: la
enviada es un mal que nos hace daño. Nos carcome. Frente a ella, aprendamos a practicar el cariño
la acogida y la alegría.
Todos somos esenciales para Dios, todos somos parte de un
único Dios que quiere abrazarnos a todos. Por eso cuando alguien se separa de
Dios, falta esa parte y todos sufrimos su ausencia. Os proponemos practicar la
alegría del encuentro con todos, aunque “no sean de los nuestros”, especialmente con éstos.
Cuando a alguien le va bien, hay quien se enoja, tiene
enviada y está rabioso. ¡Qué pena! Todo
lo bien de los demás, es también bien nuestro. Aprendamos a alegrarnos del bien
de los otros. No hagamos como el hijo mayor de la parábola que se enfurece porque
el padre acoge al hijo descarriado.
Lo decía el papa
Francisco al comentar el evangelio del viernes pasado señalando en qué consiste
evangelizar: se trata de vivir
con el otro, de tal forma que se asombre y pregunte y
entonces se pueda ya hablar de Jesucristo.
En el siguiente video te invitamos a servir, acoger, acompañar, a dar un sí alegre a la vida. Feliz domingo. Hoy vamos a pedir al Padre Caffarel que nos ayude a ello.
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