jueves, 3 de noviembre de 2016

LA FE




En cierta ocasión los discípulos le hacen a Jesús una petición: «Auméntanos la fe». Nosotros también necesitamos que nos aumente la fe. Nos damos cuenta que ya no nos vale la fe que tenemos desde niños. Necesitamos una fe más madura y más fuerte.

A veces nos parece que nuestra fe es recia y otras notamos que las deslealtades hacia Dios son enormes. Deben ser esas noches oscuras del alma o esos años que estamos alejados de Dios. Lo cuenta Teresa de Calcuta que pasó años sin ver a Dios. Pero quizá debemos hacer como hizo ella: seguir trabajando como le gustaría a nuestro buen Padre, porque en algún momento Dios volverá a dejarse ver.

Pero para que eso suceda no podemos olvidarnos de pedírselo a diario: Señor, auméntanos la fe. Y sobre todo que nuestra fe esté preocupada por lo esencial, que es sentir que estás en medio de nosotros, quien guía nuestros pasos y quien nos hace aumentar el amor a los demás día a día.

Y sobre todo Señor, danos una fe contagiosa que nos oriente a hacer la vida más humana y a la vez más evangélica, desde la humildad, el amor y la misericordia.

Que nuestra fe nos lleve a creer en el Dios maravilloso que a veces supone la cruz y a la vez nos ayuda a desarrollar nuestra capacidad de amar.

            Padre: AUMÉNTANOS LA FE.

Un abrazo



Huellas

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