domingo, 27 de septiembre de 2015

JESÚS NO EXCLUYE A NADIE


Domingo XXVI Tiempo Ordinario


Evangelio de Marcos 9, 38-48 

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
¾ Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.
Jesús respondió:
¾ No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. Al que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga.
Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida que ser echado con los dos pies al abismo.
Y si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser echado con los dos ojos al abismo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.

Jesús invita a la inclusión. Los discípulos defienden a “los nuestros”. Entendidos como aquellos que piensan como nosotros, que tienen convicciones parecidas, que no nos generan problemas. Con ellos se está muy bien.

Pero Jesús alerta contra la exclusión. Porque todos son de los nuestros. Nadie puede quedar excluido. El papa Francisco con sus gestos y palabras toca las conciencias de todos, pero especialmente de los que están a gusto solo con los que piensan de la misma manera que ellos. La Iglesia, dice el papa, ha de estar abierta a todos, especialmente a los más débiles, a los que tienen muy poco, a los que no tienen seguridades, a los que andan perdidos.

En la Iglesia cabemos todos. Jesús no excluye a nadie. El recibe las 24 horas del día. El siempre está abierto a todos. Nosotros, como seguidores de Jesús, nos toca hacer lo mismo.  Estar disponibles todo el tiempo para quien necesita que le escuchemos. Nadie nos puede ser indiferente. Porque todos nacemos de Dios y en Dios estamos siempre.


Es una llamada también para los Equipos. Queremos equipos abiertos. No grupos cerrados. No tengamos miedo a nadie. Los equipos son para todos los que quieran venir. Porque creemos que se puede vivir la fe en matrimonio. 

El siguiente video puede servirnos de reflexión

No hay comentarios:

Publicar un comentario