Cuidar la semilla, cultivar la Palabra,
dejar que actúe, escuchar, atender,
dejarse fermentar.
Más allá de todo voluntarismo, miedo,
intento de justificación.
Retirar las piedras, arrancar abrojos,
ahuecar la tierra, dar fruto desde dentro,
sentir la alegría profunda,
la absoluta confianza en el poder de la Vida que Dios
siembra y riega.
José Enrique Ruiz de Galarreta
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