Cruz, descanso de mi vida:
vos seáis la bien
venida.
¡Oh bandera, en cuyo amparo
el más flaco será el más
fuerte!
¡Oh vida de nuestra
muerte!,
¡qué bien la has
resucitado!
Al león has amansado,
pues por ti perdió la
vida:
vos seáis la bien venida.
Quien no os ama, está cautivo
y ajeno de libertad;
quien a vos quiere
allegar
no tendrá en nada
desvío.
¡Oh dichoso poderío,
donde el mal no halla
cabida!:
vos seáis la bien
venida.
Vos fuiste la libertad
de nuestro gran
cautiverio;
por vos se reparó el mal
con tan costoso remedio.
Para con Dios fuiste
medio
de alegría conseguida:
vos seáis la bien
venida.
Santa Teresa de Jesús.
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