Sentí a Dios tan cerca
en sus milagros
que me arrastró violentamente
detrás de sí.
Y lo vi tan cerca de los que sufren,
de los que lloran,
de los que naufragan
en esta vida de desamparo,
que se encendió en mí
el deseo ardiente de imitarle
en esta voluntaria proximidad
a los desechos del mundo,
que la sociedad desprecia,
porque ni siquiera sospecha
que hay un alma vibrando bajo tanto dolor.
Pedro Arrupe Gondra, SJ.
A Dios se le descubre mejor en los más desfavorecidos, en los débiles. Setarcos
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