Cuando
Dios, Jesús, vino al mundo, lo hizo para enseñarnos palabras nuevas. Porque su
revelación no está cerrada, sino que nos dejó al Espíritu para enseñarnos que
el amor se recrea continuamente y quiere seguir hablándonos en el mundo de hoy.
Por eso
también, este tiempo, es tiempo de escuchar. En el evangelio nos hablan de las
noches en que Jesús se retiraba para escuchar a Dios. Y allí, callado ante su Palabra,
se fortalece para poder seguir usando palabras nuevas que nos lleguen al
corazón. Si Él lo necesitaba ¿cómo no vamos a necesitarlo nosotros?
Que Dios
nos ilumine para que cada día encontremos palabras nuevas que hablen de amor.
Abracémonos
unos a otros en la mano del Padre que nos ama y escuchemos su voz.
Habla
Señor que tu siervo escucha…
Huellas
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