lunes, 30 de junio de 2014

POR QUIEN HACEMOS LAS COSAS



A veces nos preguntamos el porqué. Por qué hacemos las cosas, con qué motivos, qué pretendemos. Pero no es tan frecuente preguntarnos por quién hacemos las cosas. Y muchas veces es el por quién lo que importa. Muchas veces actuamos teniendo en mente a otras personas. Para gustar, para responder, para molestar o para ayudar… Por nuestros padres, hijos, amigos, amores. Por Dios. Por los pobres. Por los conocidos. Por los desconocidos. ¿A quién buscamos llegar, con nuestras palabras y gestos?

¿Has pensado alguna vez hacer las cosas por ti y para ti? Por sentirte tu a gusta, por llenar tu vida, por darte contenido. No te estoy invitando a un egoísmo que te haga daño. Te invito a sentirte a gusto contigo mismo. De verdad. Hacer eso que verdaderamente te llene. No tiene que ver con el egoísmo. Tiene que ver con el amor. Porque si tu te llenas, serás capaz de entregarte a los demás. No hemos venido a esta vida a sufrir. Hemos venido a amar. Para amar hay que estar a gusto primero con uno mismo.


Te invito a que hagas aquello que te viene bien a ti. Desde ahí podrás llegar a los demás. Desde ahí sentirás a Dios.  

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