"La
persona que cambia, puede equivocarse,
pero
la que no cambia nunca, vive siempre equivocada".
Las rigideces molestan,
hacen daños, rompen vidas.
La flexibilidad ayuda,
aúna, enriquece.
Muchos cristianos están
acostumbrados a una religión de libro. Han
sido educados en el cumplimiento. Las normas son las que dirigen su vida. Si les
faltan esas normas es como si estuvieran desorientados.
El papa Francisco ha
venido a decirnos que es el corazón lo que de verdad importa. ¿Quién eres tu
para juzgar? Las normas pueden orientar, encauzar, pero hay que dejar libertad
al corazón, a los sentimientos, a la parte emocional del ser humano.
Cuando los cristianos
sean capaces de acoger sin esperar nada, de acompañar sin pretender convencer, de expresar cariño
porque es bueno y ya está, de sonreír no solo al que piensa como él sino
también al que piensa de otra manera…será entonces cuando convencerán.
Muy bonito comentario. Ojala lo apliquemos todos.
ResponderEliminar