A veces se
nos ocurren cosas que se pueden hacer en la iglesia para que se vaya renovando
o que podríamos hacer nosotros mismos en nuestra manera de pensar o de actuar,
pero enseguida tenemos miedo y nos paralizamos.
Pensamos:
¿y si lo que hacemos o decimos no gusta a la gente o a una parte de la
jerarquía? ¿y si lo que hacemos va a ser criticado y nos ganamos enemigos?
Siempre el qué dirán….
Pero lo
realmente importante es que seamos nosotros mismos no lo que los demás piensan
de nosotros. Como dice esta frase que hemos puesto el miedo es siempre una
muralla. Y a veces ponemos murallas entre nosotros y los demás por ese miedo al
qué dirán y así nunca llegaremos a ser aquello para lo que Dios nos ha creado.
En este
sentido hemos tenido experiencias en la vida de personas que nos han dejado un
poco solos, en momentos en los que los necesitábamos, por el miedo al qué
dirán.
Perdamos
el miedo. El papa Francisco con sus actitudes nos va enseñando que no tiene
miedo y esa frescura de su carácter es lo que está acercando a la Iglesia, a
las personas alejadas.
Se
necesitan valientes ¿por qué no nosotros, los que estamos escribiendo o leyendo
esto?
Un abrazo
Huellas
El miedo atenaza, acobarda, nos echa para atrás....y sin embargo ser cristianos es lo mejor que nos ha podido pasar, ¿por qué el miedo entonces? Será cuestión de echarle ganas. Setarcos
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