Toda
una vida de sacrificio, generación tras generación, hasta que
llega el listillo de siempre..................¡Todo por no revisar dos veces lo
que se hace! Esta es la historia.
Un
joven novicio llega al monasterio. La tarea que se le asigna es la de
ayudar a los otros monjes a transcribir los antiguos cánones y reglas de
la Iglesia. Le sorprende que esos monjes efectúen su labor a partir
de copias y no de los manuscritos originales. Va a ver al Padre Abad
y le explica que si alguien hubiese cometido un pequeño error en la
primera copia, ese error se propagaría a todas las copias posteriores y
de generación en generación.
El
Padre Abad le responde:
-
Hace siglos que procedemos así y copiamos a partir de la copia
precedente, pero tu puntualización es buena, hijo.
A
la mañana siguiente, el Padre Abad desciende a las profundidades del
sótano del monasterio, una caverna donde están preciosamente conservados
los manuscritos y pergaminos originales, donde hace siglos que nadie
ha puesto los pies ni abierto los cofres que los contienen.
Se
pasa allí la mañana entera, después la tarde, después la noche, sin dar
señales de vida. Las horas pasan y la preocupación crece hasta
el punto de que el joven novicio se decide a ir a ver qué es lo que
pasa. Baja y encuentra al Padre Abad completamente ido, las vestiduras
desgarradas, la frente ensangrentada y golpeándose sin parar
la cabeza contra los venerables muros.
El
joven monje se precipita sobre él y le pregunta:
Padre Abad, qué le sucede?
!!!! CARIDAD !!!!, ¡¡¡¡ CARIDAD !!!!
¡¡¡
Eran votos de CARIDAD los que teníamos que hacer, no de CASTIDAD !!!
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