Estamos en
agosto y cada amanecer nos
llama a disfrutar de un nuevo día.
Contemplemos por unos instantes la naturaleza. Observemos
sus brotes. Es el Paso de Dios. Las flores están preciosas, los árboles llenos
de hojas, todo es descanso, perfume y
belleza, sol y brazos abiertos. Este Sol
parece que ilumina nuestro mundo tan lleno de crisis y así aclara la noche
oscura que está sobre nosotros.
Disfrutemos cada día de vida nueva. Estrenemos vida a
cada instante. Recuperemos la risa, nos dice el Papa Francisco, y persigamos
nuestros sueños. Celebremos la vida, vivamos la Bendición de ser familia,
de ser unos para otros. Es el momento de disfrutar de la amistad, de la
hermandad, de la paternidad y maternidad, de saber que hay personas que nos
quieren. Y sobre todo es el momento de saber que Dios, que es la bondad
absoluta, nos ama sin reservas, a pesar de nuestros fallos.
Es el momento de crear el Quinto Evangelio, el que se
narra con la vida, la tuya y la nuestra, desde lo más sencillo de nuestro vivir
en agosto. Las cosas pequeñas hacen lo grande.
Que se vea a Dios a través nuestro.
Un abrazo
Huellas
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