jueves, 23 de febrero de 2017

Y BAJÓ A LOS INFIERNOS (1)




Siempre nos hemos preguntado que quiere decir eso de: …”y bajó a los infiernos” de nuestro credo. Nos queremos quitar la pregunta de la cabeza porque no lo entendemos. Pero hemos leído un texto de  J. Ratzinger donde nos dice: “en vez de apartar a un lado la pregunta, ¿no deberíamos más bien aprender a comprender que este artículo del credo, que en el curso del año litúrgico corresponde al Sábado Santo, nos resulta hoy especialmente cercano, que refleja en muy gran medida la experiencia de nuestro siglo? De todos modos, en el Viernes Santo la mirada se dirige al Crucificado; el Sábado Santo, en cambio, es el día de la “muerte de Dios”. Nietzsche decía «Dios está muerto, nosotros lo hemos matado». Estas frases expresan el contenido del Sábado Santo, el «descendió a los infiernos».
Los discípulos de Emaus dicen que su esperanza ha muerto y eso les lleva al más completo vacío. Pero no se dan cuenta que la imagen de Dios que ellos se habían hecho debía morir para poder vivir con mayor grandeza.
Por eso Eichendorff escribió:
«Tú eres el que destruye dulcemente/
sobre nosotros lo que construimos,/
a fin de que contemplemos el cielo:/
de eso no me quejo».
Por eso en la Iglesia y en la vida de cada uno debemos llegar a ese momento del silencio, del vacío absoluto, del bajar a los infiernos, para desde allí, una vez que Dios haya destruido todos nuestros vanos razonamientos, podamos contemplar la maravilla de la grandeza de Dios.
Seguiremos con este tema.
Un abrazo



Huellas

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