domingo, 18 de diciembre de 2016

GRACIAS DIOS POR HACERTE HOMBRE

MATEO 1, 18-24

18 Así nació Jesús el Mesías: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

19 Su esposo, José, que era hombre justo y no quería infamarla, decidió repudiarla en secreto. 20 Pero, apenas tomó esta resolución, se le apareció en sueños el ángel del Señor, que le dijo:

- José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte contigo a María, tu mujer, porque la criatura que lleva en su seno viene del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y le pondrás de nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.

22 Esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: 23 Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán de nombre Emanuel (Is 7,14) (que significa «Dios con nosotros»).

24 Cuando se despertó José, hizo lo que le había dicho el ángel del Señor y se llevó a su mujer a su casa.

El evangelio de este domingo es un sueño hecho realidad. Estamos desorientados, no sabemos por dónde tirar y viene Dios a llevarnos de la mano. Lo anecdótico es el cómo ocurrió. Lo importante es que ocurrió. ¿Y por qué sabemos que ocurrió? Porque lo tenemos impreso en nosotros mismos. No tratamos de convencer a nadie de que es así porque cada uno ha de llegar a entenderlo a su momento. Dios es de todos y por tanto a todos nos da la posibilidad de encontrarlo. Cada uno a su ritmo. Por eso, ante a este evangelio lo mejor es decir “gracias Dios por hacerte hombre; te espero, te amo”. 
  

Cuando somos conscientes de esto la vida cambia, tiene todo el sentido, pasa a ser una vida plena. Como dice la canción: ya nada es lo mismo. Feliz cuarto domingo de adviento. A las puertas de la Navidad.


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