Hace poco
ha sido el Domingo de Pentecostés donde se nos ha recordado que al irse Jesús
nos dejó el Espíritu que es el que nos guía e ilumina.
Y no
debemos olvidar que el Espíritu no es sólo nuestro, de los cristianos, sino de todo
el mundo, porque como se suele decir el Espíritu sopla donde y cuando quiere.
Quizá sea
el momento de invocarlo continuamente porque en este mundo no hay paz, hay
demasiados fundamentalismos, también en nuestra Iglesia, hay demasiado apego a
las riquezas y olvidamos continuamente a los necesitados de todo. Y cuando
hablamos de riquezas no nos referimos sólo al dinero, sino también a la
compañía, familias grandes y otras de una sola persona o desestructuradas,
demasiada exclusión social para los que piensan distinto…
Espíritu
Santo, que no nos falte nunca la esperanza para ayudar a los necesitados, que
no seamos indiferentes al desprecio que unas personas tienen hacia otras, y que no tengamos miedo a
dar la cara por los demás.
VEN
ESPÍRITU SANTO, ESPÍRITU DE DIOS.
Un abrazo
Huellas
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