Estamos
viviendo los momentos de la Pascua y vemos en los textos cómo se nos habla de
los discípulos y qué están haciendo.
Siguen con
su vida anterior y salen a pescar, pero se nos aclara que no están todos. Es
como si al morir Jesús el grupo se hubiera roto. Y vemos que no encuentran
ningún pez y vuelven desilusionados porque la pesca ha sido un fracaso.
También a
nosotros nos pasa a veces lo mismo, que nos esforzamos y no conseguimos volver con
peces en las redes. Esto nos desalienta. Perdemos la esperanza.
Pensamos
que el problema es que salimos a pescar sin llevar a Jesús en la barca, e
incluso cuando lo vemos ni lo reconocemos. Tenemos que hablar más con Dios y
escucharlo con más calma.
Seamos
testigos de Jesús para que los demás descubran su presencia entre nosotros y no
perdamos la esperanza. Dios está siempre a nuestro lado. Necesitamos muchas
raíces que lleguen al Señor para
alimentarnos y permitir que otros se puedan apoyar en nosotros.
Un abrazo
Huellas
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