Más fácil es seguir echados en el sofá o
dar vueltas a una rotando interminable, formando un bucle triste y anodino.
Lo que pasa es que nos perdemos
lo fundamental de la vida.
Es verdad, para salir de la
rutina hay que arriesgarse y jugarse el tipo, dejar atrás las zonas de
comodidad, afrontar el miedo...
Los que lo han hecho nos gritan
desde la otra orilla: ven, ven…
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