jueves, 8 de septiembre de 2016

NECRÓPOLIS




Este verano visitamos una necrópolis donde había numerosos monumentos  megalíticos.  Cuando  llegamos allí nos encontramos con  un maestro jubilado que estaba plantando árboles, todos propios de la zona, para que no se perdieran.

La idea nos gustó mucho y nos recordó una frase de  Friedrich Schiller “…y nueva vida brota de las ruinas”.

Entonces decidimos apadrinar un árbol en el que pusimos nuestro nombre. En una ciudad de la muerte: necrópolis,  surge nueva vida, árboles.

La necrópolis ha llegado a nosotros como una herencia cultural y con todo lo anterior podríamos conseguir que adquiriera una nueva vida.

Deberíamos hacer lo mismo en más zonas y así recuperar árboles perdidos en lugares de monumentos que están semiabandonados.

En la foto aparece el maestro poniendo nuestro nombre en el árbol.

Un abrazo

Huellas

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