jueves, 22 de agosto de 2013

LA DIVINA PROVIDENCIA






Siempre nos ha costado entender algunas cosas del Evangelio. Nuestro sentido común nos dice que no vale eso de los “lirios del campo y los pájaros del cielo.” Que es necesario tener una pequeña reserva para el futuro, las enfermedades, la jubilación…  Y por mucho que los pobres recen siguen muriéndose de hambre; es como si Dios no los oyese O nos cuidamos de nuestro futuro o nos quedamos en la calle en cualquier momento.
Entonces comenzamos a pensar en este pasaje del Evangelio. Dios no está afuera de la historia y desde allí es providente sino que la Divina Providencia, ¡somos nosotros!, eres tú, somos todos. Entonces despertamos a la realidad de que Dios es quien nos puso en este mundo para ser providentes para los demás, si lo dejamos actuar. Hemos de compartir lo producido, esto es lo que nos pide Jesús.
Cada uno de nosotros hemos de asumir en nuestra vida la responsabilidad que nos toca. No consiste en estar quietos irresponsablemente y así esperar a que las cosas vengan de arriba. Se trata más bien de  trabajar duro, de acuerdo a nuestras posibilidades, para producir las riquezas que nuestros talentos puedan aportar y luego compartirlas con los hermanos, confiando en que, si nos animamos a vivir así, los bienes alcanzan para todos.
Ya está bien de creer en un Dios milagrero que nos va a solucionar los problemas. Nos dio inteligencia, capacidad de trabajo y dos manos para hacerlo. Entonces seremos co-creadores con Él. Dios nos dará lo que nos falte. El camino, aunque arduo, se abrirá para nosotros.
Oremos para que se nos cambie el corazón y dejemos entrar al Espíritu que nos hará más generosos y justos. Esa es la Providencia que Dios ha puesto en nuestras manos.
Un abrazo

Huellas

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