También en semana santa hay
vacío. Cristo murió y todo se ha derrumbado. ¿No era el Mesías? Es un vacío de
inquietud, esperando el amanecer. Porque confiando en Dios ese vacío sabemos que
se va a llenar. Hoy, en sábado santo, es como si hubiéramos perdido el camino.
Pero sabemos que esta niebla levantará y volveros a encontrarle. Porque Dios no
se oculta y sabe presentarse a nuestros ojos si somos capaces de abrirlos. Los
ojos del corazón. Sabemos, por la fe, que ese vacío será momentáneo. Hasta la resurrección que nos ha anunciado.
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