Seguimos con ideas que hemos sacado de
los ejercicios. Nos decían que Dios tiene con cada persona su propia historia y
su camino, que no hay que forzar.
Esto lo vivimos a diario y nuestra
propia experiencia nos dice que es así. No queramos forzar nuestro camino, ni
el de nadie y a la vez no nos comparemos con nadie, porque cada historia es
distinta. Se requiere una gradualidad.
No caigamos en el pesimismo, porque lo
mismo puede decirse de nuestro tiempo. Dios nos ha colocado en el mundo hoy, en
esta pequeña historia de siglo XXI y en él tenemos que vivir y proclamar la
buena noticia con esperanza. Dios nos ama y nos ha perdonado. Un abrazo
Huellas
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