Muchas veces pedimos a Dios que
nos ayude a curarnos de diversas enfermedades físicas o mentales. Jesús siempre
fue visto por sus contemporáneos como una persona dedicada, entre otras cosas,
a sanar a los que le rodeaban. Él no
usaba conjuros y fórmulas raras, lo que hace es acercarse a los enfermos y
relacionarse con ellos.
Acoge entrañablemente a cada
persona que necesita de Él. Por eso si queremos regenerar nuestra salud hemos
de acercarnos a Él. No se trata de buscar milagros, sino que su curación debe
venir de nuestro interior, de nuestra fe y esperanza en que vamos a mejorar por
nuestro contacto con su amor.
Para conseguir que esto suceda
hemos de salir del pozo en el que estamos metidos, de la resignación, pasividad,
desesperanza, culpa, falta de confianza, miedo…. para sentir que su amor entra
en nosotros y nos cura.
Jesús nos ayudará a liberarnos
de todo esto que nos bloquea y así podremos desembarazarnos de tantas cosas que
nos paralizan para que podamos seguir avanzando. Salgamos del pozo y vayamos
hacia la ternura de Dios.
Un abrazo
Huellas
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