51 Cuando iba llegando el tiempo de que se lo llevaran a lo
alto, también él resolvió ponerse en camino para encararse con Jerusalén.
52 Envió mensajeros por delante; éstos entraron en una aldea
de Samaría para preparar su llegada, 53 pero se negaron a recibirlo, porque
había resuelto ir a Jerusalén.
54 Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le
propusieron:
- Señor, si quieres, decimos que caiga un rayo y los
aniquile.
55 Él se volvió y los increpó. 56 Y se marcharon a otra
aldea. 57 Mientras iban por el camino, le dijo uno:
- Te seguiré adondequiera que vayas.
58 Jesús le respondió:
- Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el
Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
59 A otro le dijo:
- Sígueme.
El respondió:
- Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.
60 Jesús le replicó:
- Deja que los muertos entierren a sus muertos.
61 Otro le dijo:
- Te seguiré, Señor, pero permíteme despedirme primero de mi
familia.
62 Jesús le contestó:
- El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale
para el reino de Dios.
Jesús nos invita a seguirle. Es un ofrecimiento. No es una
imposición. Seguir a Jesús es una opción.
Los equipistas sabemos que es la mejor opción. Y la hemos elegido
voluntariamente.
¿Con eso es suficiente? No. Porque necesitamos ser
consecuentes con esa elección.
¿Qué es lo más importante en esa opción? Confiar en Él.
Quien crea que con decir que sigue a Jesús tiene bastante, está equivocado.
Pero quien crea que seguir a Jesús es poner todo nuestro empeño, y solo nuestro
empeño, en esa tarea, también está equivocado. Porque seguir a Jesús es abandonarse a Él, dejar que sea Él
quien nos indique el camino, ponernos en manos de Él. Dejar que sea Él quien
nos ayude.
¿Y eso cómo se hace? Desde la oración. Sabemos que todos
los grandes santos, todos los hombres y mujeres que dedican su vida a seguir a
Jesús, llenan mucho parte de su tiempo con la oración.
Los equipistas tenemos entre nuestros medios de esfuerzo la
oración personal y la conyugal. Estos son los alimentos para saber estar con Jesús,
para dejar que Él nos vaya indicando el camino, para abandonarnos a Él. Eso es
seguir a Jesús. Eso es lo que nos pide en este domingo.
En el siguiente video nos invita a ello, dejando aparte las
excusas que podamos tener. Seguir a Jesús es estar en marcha continuamente. La canción que pusimos ayer también te invita
a seguirle.
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