Falleció el 3 de junio de 1963
En este mes se cumple los cincuenta y tres años
de la muerte de Juan XXIII. Murió en una tarde de junio en la que muchos intuyeron
que aquel hombre había abierto la Iglesia del siglo XX a la Modernidad.
Nosotros éramos aún
muy jóvenes, pero ya entonces intuíamos que había muerto alguien muy grande. Y
no nos equivocábamos. Han pasado los años y siempre parece que su
reconocimiento crece más.
Su cara irradiaba
esa bondad y misericordia de la que este año el papa Francisco nos habla tanto.
Parece su sucesor en esa sonrisa que acoge. Su pontificado fue corto, 4 años,
pero parece inmenso por todo lo que
removió y por el concilio que convocó y que aún no se ha puesto totalmente en
práctica.
Lo que más nos asombra
es su capacidad de leer los signos de los tiempos, algo que posteriormente ha
costado tanto a la Iglesia y que aún en ciertos temas le sigue costando.
La primera etapa del
papa actual es como otra primavera eclesial. Ojala la Iglesia como institución se abra a una
nueva actualización venciendo en su interior su resistencia a los signos de los
tiempos.
Por eso le pedimos a
este papa bueno, que desde la otra vida siga trabajando para que todos nos
abramos a la acción del Espíritu
Un abrazo
Huellas
Un gran santo al que nos podemos encomendar
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