Y como no
hay dos sin tres, aquí está la tercera puerta: la azul.
Y qué nos
sugiere esta puerta? Primero nos dice que es una puerta de arte árabe y que es
preciosa. Pero es una puerta cerrada. Quizá debamos abrirla entre todos, entre los
musulmanes y los cristianos, porque las puertas se hacen para ser cruzadas y
comunicar los dos mundos que ahora están tan separados.
Quizá ese
mantener cerradas las puertas es la causa de que haya este distanciamiento,
porque no nos conocemos lo suficiente; y ese alejamiento y desconocimiento lo
que trae es miedo al otro. Los musulmanes creen en un Dios que seguro que es
muy parecido al nuestro. Quizá seamos las personas las que con tantas normas
hemos separado la imagen de Dios.
Seguro que
si habláramos todos reconoceríamos que nuestro Dios es bueno, misericordioso,
fiel, dulce… porque al final es el mismo Dios.
Abramos
nuestras puertas a conocernos y acercarnos unos a los otros y Dios nos ayudará
a que seamos todos hermanos.
Un abrazo
Huellas
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