Y seguimos
con las puertas. Han llegado a nosotros desde Marruecos y queremos que las
veáis porque su belleza es enorme.
Esta
puerta, quizá por su color nos hace pensar en la fe. Tiene un rojo intenso que
parece quemar, como la fe, que nos quema por dentro porque nos exige una vida
más austera. Pero en el fondo se ve el verde de la esperanza.
Pero vivir
como Jesús lo hizo, supone ascender por las escaleras del amor, la donación, la
alegría… Y a veces no es fácil.
Por eso
los discípulos le pidieron a Jesús: «Enséñanos a orar». porque nos damos cuenta
que ya no nos basta con la fe que teníamos de pequeños. Necesitamos algo mas
robusto y que nos de más fuerza.
Por eso
hemos de pedir también a Dios que nos aumente la fe y nos haga ver claro que
tener fe no es creer en algo sino creer en Jesús y dejarnos guiar por el
Espíritu. Ojala tengamos una fe centrada en lo esencial y unida a su proyecto del
reino de Dios, para hacer la vida más humana, como quiere el Padre.
Señor
auméntanos la fe.
Un abrazo
Huellas
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