Eso que acostumbramos
a hacer, que es darle vueltas y vueltas a los problemas, pues resulta que no es
lo más sano.
Somos
expertos en amargarnos la vida, en bloquearnos, en maldecir nuestra mala
suerte, en criticar, en condenar, en arrojar sapos por las manos y la boca...
¡Y, sin
embargo, todo está dispuesto para nuestro crecimiento!
Despertad,
despertad, dice el sabio
Y aprended,
aprended, porque todo se nos ha dado para ser felices.
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